Pasaban los años y todos sus amigos estaban creciendo menos él. La familia Messi le llevó con el médico endocrino Diego Schwarzstein para revisarlo. Tenía problemas de crecimiento. Se acordó que siguiera un tratamiento que, para no variar, era muy costoso.
En los primeros años, la familia lo pagó, pero después las cosas se fueron complicando. Lionel se inyectaba sin ayuda de nadie. Nunca se quejó. Si estaba jugando, se desaparecía, se inyectaba y volvía. A su madre le partía el alma, pero Lionel entendía que si quería seguir jugando fútbol tenía que hacerlo.
Sin poder pagar más el tratamiento, la familia Messi acudió a Newell’s. Los dirigentes del club rosarino no quisieron hacerse cargo del costoso tratamiento de crecimiento de Messi. Pese al desaire, tanto Lionel como su padre tienen claro que el club no les falló, sino las personas que estaban trabajando en ese momento.
Jorge Messi: «No tengo duda de que si Newell’s pagaba el tratamiento, Leo se quedaba ahí y todos seguíamos en Argentina».
Cuando la puerta de Newell’s se estaba cerrando, Jorge Messi tanteó al equipo rosarino reuniéndose con gente de River Plate. Probó con el equipo millonario y, tras tocar dos balones, los entrenadores de inferiores lo querían en su equipo.
Cuando los directivos se entraron de la situación de Lionel, en cuanto escucharon del tratamiento, le sacaron la vuelta. El argumento directivo fue ‘es mucho dinero por un pibe que, aunque tiene un talento bárbaro, no sabemos si llegará lejos. Muchos como él vienen todos los días’. Vaya error…
Con las puertas cerradas en Argentina, una opción inesperada del FC Barcelona llegó. Invitaron a Lionel a hacer una prueba de 15 días. Si agradaba, le ofrecerían quedarse en las inferiores del club catalán. La historia no fue un cuento de hadas, Lio viajó con su padre a España y Carles Rexach, persona que les esperaba, no se encontraba en la ciudad, por lo que tuvieron que esperarlo.
Pensaron en regresar a Argentina y analizar otras opciones, pero la insistencia de Lionel les hizo esperar. El llamado llegó y el chico de 13 años inició su prueba en un partido contra jugadores 2-3 años mayores que él. La gente del club no podía creer lo que el pibe hacía.
Rexach: «Era fácil de ver porque era muy pequeñito, sobresalía del resto. Cuando lo vi jugar pregunte: ‘¿Quién es este niño?’ y me respondieron ‘es el argentino que tenías que ver’. Yo les respondí: ‘Fichálo, que este niño es diferente’. Vino aquí para hacer su prueba de 15 días, pero sobraron 14 días».
El acuerdo entre el FC Barcelona y Lionel Messi se hizo en una servilleta. Carles Rexach no escuchó a los demás directivos que dudaban del fichaje y confió en el niño argentino de 13 años. La gente del club asumió el tratamiento de crecimiento. El acuerdo estaba hecho, pero el padre quería garantías, así que Rexach firmó una servilleta para que todos estuvieran más tranquilos.
¿El resto de la historia? Creemos que todo lo saben…