Siempre fue distinto al resto. En condiciones y en manera de pensar. Lo veía posible, trabajó como nadie y superó todos los obstáculos que se le pusieron en el camino para convertirse en futbolista profesional. La confianza es clave. Y Cristiano siempre supo hasta donde podía llegar.
En entrevista para los medios oficiales de la UEFA, el actual campeón de la Eurocopa 2016 reveló que desde que era un niño se sentía motivado cada que veía un partido de la Selección de Portugal o de sus equipos favoritos en TV porque se visualizaba alcanzado esos niveles como futbolista profesional.
«Cuando veía los partidos de la Selección de Portugal o de cualquier liga con Benfica, Sporting Lisboa o Manchester United… siempre pensaba que algún día llegaría ahí. Siempre apuntaba lejos», declaró el máximo goleador histórico del combinado portugués.
«Es algo difícil de explicar, pero yo me sentía motivado. Jugaba en el barrio y me decía: ‘Un día voy a ser jugador de fútbol’. Veía a iconos como Figo, Rui Costa o Fernando Couto y pensaba que algún día podría jugar a su lado», concluyó.
Sus condiciones futbolísticas son extraordinarias, pero es su mentalidad lo que ha permitido que Cristiano sea Cristiano. Nunca se da por vencido. Siempre quiere más. Incluso cuando lo ha ganado todo a nivel de clubes, siempre manifestó su deseo por ganar algo con la Selección de Portugal y no dejó caer. Por eso hoy puede decir que es el único capitán que ha levantado un título internacional con la Selección de Portugal.
En unos años, Cristiano repasará lo que ha logrado en su carrera y podrá decir que ese niño que soñaba con convertirse en fútbol profesional superó cualquier cosa que alguna vez pudo haber soñado. Y esa satisfacción superará cualquier emoción que puede obtenerse con la conquista de un título.