Después de la eliminación de la Selección de México U23, era necesario compartir conclusiones sobre el partido ante Corea del Sur y toda la participación del combinado azteca ena la justa olímpica de Río de Janeiro 2016. ATENTOS.
→ Fracaso indiscutible. Es así. Cuando no se cumplen los objetivos, se fracasa. México fracasó, y no sólo ante Corea. Lo hizo durante toda la competencia. No matamos a Alemania. Regalamos cuarenta y cinco minutos ante Fiji. Y la presión pudo más que cualquier otra cosa ante Corea. Ha sido un papelón. No se puede debatir.
→ Sensación muy amarga. Nos pegó la eliminación. No como el inolvidable 0-7, pero sí que nos dejó en silencio por un buen rato. Luego de ver todos los partidos en lo que va de fase de grupos de Río 2016, creíamos que México, con o sin Oribe, tenía para repetir en el podio.
→ No olvidemos, por favor. Lo dijimos tras la espantosa derrota ante Chile y lo repetimos: la diferencia entre las personas que salen adelante y las que no, está en el cómo se comportan ante el fracaso; cómo se plantan ante la adversidad. Podemos tirarnos a la cama, decir que somos los peores del mundo y que nunca vamos a trascender. O podemos analizar, detectar las fallas que se cometieron, trabajar arduamente y no renunciar hasta alcanzar los objetivos. Que las cosas, en alguna ocasión, no salgan como se pensó, no nos puede definir ni estancar. Nos debe marcar, pero únicamente para mejorar.
→ Los refuerzos. Oribe fue el único que realmente reforzó al plantel U23. Alfredo Talavera y Jorge Torres Nilo fueron incorporaciones, no refuerzos. Los dos quedaron a deber. Se les llevó para marcar diferencia y, simplemente, no pudieron. Lo de Torres Nilo no lo terminamos por entender y lo de Tala debió reconsiderarse, ya que venía saliendo de una lesión.
→ Un tema de mentalidad. Esta selección tenía muchísima calidad. No estamos ‘sobrevalorando’ (palabra favorita de muchos aficionados), estamos apuntando una realidad. En México -y esta selección- hay mucha calidad. El tema es de mentalidad. Con los nuestros, la presión derrumba, no motiva. Seguimos sin saber cómo canalizarla. Alemania, sin ser más que México y Corea del Sur en sus dos primeros partidos, está celebrando. ¿La razón? Nunca, ni estando lejos de su mejor versión, se vienen abajo. Con muy poco, le empataron a México. Sobre la hora, le empataron a Corea. Y cuando había que meter todos los goles posibles, lo hicieron. En México, el discurso ha cambiado (‘vamos a ser campeones, ‘vamos por la medalla’, etc). El jugador lo dice, pero, según lo visto, no muchos se lo creen.
→ Jugadores a destacar. Erick Gutiérrez y César Montes, los mejores de México en el torneo. Una barbaridad lo bien que deciden ambos. Después, muy bueno lo de Michael Pérez, con balón. Y lo de Erick Aguirre y Carlos Cisneros (los minutos que jugaron) fue bastante agradable.
→ Hirving Lozano, el villano favorito. Erró dos ocasiones importantes ante Alemania, se perdió ante Fiji y ante Corea, pese a ser el que más intentó desequilibrar, no anduvo fino. Estuvo lejísimos de la versión que le conocemos en México, pero no por lo exhibido en tres partidos deja de ser un talento con sello de exportación. Acá seguimos pensando que es distinto. Está ante una prueba durísima, pero no queda más que aprender, superar y seguir. Un derrota de este nivel puede tumbar a muchos. Si Hirving logra levantarse, estamos convencidos de que muchos de los que hoy se refieren a él como un ‘jugador sobrevalorado’ se treparán -de manera oportunista- a su barco, cuando las cosas anden bien.
→ Sobrevalorar. El concepto de moda entre muchos aficionados del fútbol. Y no todos lo utilizan apropiadamente. ¿Hirving Lozano es un jugador distinto? Sí. ¿Hirving Lozano ha demostrado con el Pachuca que es un grandísimo jugador y tiene cualidades para llegar a salir de la Liga MX? Sí. ¿Hirving Lozano marca diferencia regularmente a nivel clubes y ha tenido un buen inicio de carrera internacional a nivel absoluto? Sí.¿En qué momento se le está sobrevalorando? ¡Se están apuntando realidades! Hablar de un chico que está haciendo las cosas, no es sobrevalorar. Hablar de los protagonistas en el fútbol, tampoco es sobrevalorar. Si mañana se dice: ‘Lozano está al nivel de Messi’, ahí sí que llueva la palabra favorita del mundo fútbol. Pero si un medio dice: ‘Lozano está jugando sobrado en la Liga MX’ o ‘Lozano es el extremo con mayor proyección en México’, ¿dónde carajos está la famosa ‘sobrevaloración’? ¡Es la realidad! Quizá muchos de los que utilizan este argumento se refieren a la sobreexposición, no a la sobrevaloración. Pero ésta (sobreexposición) tampoco debe ser la principal responsable del fracaso de algún futbolista. Quien tiene para romperla, la romperá sin importar el entorno.
→ El oportunismo en México. A partir de este día, muchos chicos pasaron de ser ‘los mejores jugadores jóvenes mexicanos de la última época’ a ser una ‘completa basura’. Por favor… En México, como en ningún otro lugar, aplica el ‘eres tan buen como tu último partido/actuación’. Pasas de ser una ‘joya’ a ser ‘jugador de tercera división’ en cinco minutos. Las cosas no deben ser así. Ni hace 4 años, en Londres 2012, éramos los inventores del fútbol. Ni hoy, tras el fracaso en Río 2016, somos una selección tristísima. Equilibrio. El análisis en calor sirve de poco. Tratar de hundir en una situación adversa nunca será la solución.
→ Estamos jodidos. «No manches, todos los atletas mexicanos son malísimos. No ganamos nada. De qué sirve ir si sólo van a perder. Son unos mediocres», exclamó el godín, que no fue futbolista porque se lastimó la rodilla y que, día a día, va a cumplir medianamente en un trabajo que no le gusta. ¿Y si antes de exigirle al de al lado nos exigimos a nosotros mismos? ¿Y si en lugar de juzgar al de enfrente, nos sentamos y nos juzgamos a nosotros mismos? ¿Y si en lugar de reventar al que sí intenta cumplir su sueño, nos levantamos y tratamos de cumplir el nuestro? No estaría nada mal, ¿verdad? Porque los que hoy hablan de la mediocridad del atleta mexicano, mañana son uno más en la compañía para la que trabajan. Porque los que hoy hablan de pobre mentalidad, mañana cuentan sus sueños y te enlistan las razones justificando por qué no lo intentan. Porque los que hoy hablan de la corrupción directiva, mañana evitan una multa dando ‘mordida’. Porque los que hoy hablan de un mal trabajo en equipo, mañana van y joden a su compañero en la oficina. Exigimos excelencia ahogados en el conformismo. Opinamos desde el desconocimiento. Y criticamos sentados en el sillón de la mediocridad. Todos queremos que México cambie, pero muy pocos estamos dispuestos a cambiar. Estamos jodidos.