Minuto 3 del partido de Liga de España entre Espanyol y Real Madrid, Sergio Ramos fue amonestado por una entrada para Leo Baptistao. La jugada condicionaba al capitán del club blanco, por lo que tenía que ser muy cuidadoso en sus próximas intervenciones para no dejar con inferioridad numérica al Real Madrid.
Bueno, pues veintidós minutos después de la acción que lo costó su primera amarilla, el ex jugador del Sevilla extendió las manos para evitar que un disparo de Hernán Pérez pasara al arco de Kiko Casilla. La mano, tras ver las repeticiones, es clarísima, pero Sergio Ramos le metió colmillo -y sus clases de actuación- para evitar que el cuerpo arbitral lo echara.
Simulando un duro golpe en la cara, el defensor de 30 años de edad consiguió que los jueces no le mostraran su segunda cartulina amarilla. Ramos sabía que se había equivocado, así que actuó como si el balón le hubiera pegado de lleno en el rostro.
Los jugadores del Espanyol reclamaron la mano, pero el árbitro central no señaló nada…