En el derbi de Sevilla, con el marcador 1-0 a favor del Sevilla, Joaquín, Rubén Castro y Alex Alegría armaron un jugadón para perforar el arco del equipo dirigido por Jorge Sampaoli. Todo estaba en regla y parecía que el derbi sevillano se había empatado, pero el cuerpo arbitral decidió anular la anotación por un presunto offside.
Las imágenes de televisión demostraron que ni Rubén Castro (asistencia) ni Alegría (gol) estaban en offside, por lo que el tanto se anuló de manera incorrecta. La gente de Betis reclamó con todo, pero la decisión se mantuvo. Al final, Sevilla logró mantener su ventaja (1-0) y Poyet, entrenador del club verdiblanco, explotó en su conferencia de prensa.
Con una laptop (para mostrar el vídeo de la jugada si fuera necesario) y sumamente molesto, el entrenador uruguayo se presentó en la sala de prensa del Sánchez Pizjuán a cargar contra el trabajo del cuerpo arbitral.
«¿Lo vieron o lo quiere ver (el gol mal anulado)? Me imagino que van a hablar un poco de eso, ¿no? Yo creo que es clave. En un partido de estas características, las diferencias son mínimas. Son detalles. Y cuando hay una jugada dudosa, de verdad dudosa, yo voy con el árbitro, porque yo soy un ser humano y sé que es complicado. Pero cuando es tan claro y cuando es imposible, no voy con el árbitro. La semana pasada, pasó lo mismo. Llevamos 5 partidos de Liga y ya estoy un poquito harto. Y no puedo decir nada, porque si digo algo me suspenden. Entonces, lo tienen que decir ustedes. Dejen de hablar de tonterías y de cosas que les interesen a ustedes y hablen de lo que pasó en el partido: partido competido, dos equipos dejándose todo. Los dos equipos un poquito preocupados de no perderlo y una decisión definió el partido. Es la verdad. Ahora, si se quieren inventar otro partido, allá ustedes. Hay que ser honestos en la vida, yo soy honesto. No le busquemos más vueltas. ¿Hubo diferencias entre los dos equipos? Bueno, depende de las condiciones de los jugadores, un poquito en un momento el Sevilla, al final pudo pasar cualquier cosa. Un partido clásico. Un clásico de los de antes, de corazón, de meter, de pelear, de fouls, de protestas, de gente enojada. Yo creo que lo que sirve en el fútbol, tener pasión y tener ganas de jugar un clásico. Pero que lo decidan los jugadores. Cuando es dudoso, yo voy con el árbitro. Soy el primero en decir que es el peor trabajo del mundo. Pero, cuando es tan claro y cuando es el último jugador que tenés que ver, no hay forma. A mí que me expliquen. ¿Qué me van a decir? Me gustaría que me hable el jefe de árbitros y me explique por qué. A ver si tiene una explicación o me va a decir que se equivocó como la semana pasada, con el Deportivo. Hay que tener cuidado… Porque esto es un laburo, y ustedes, todo lo saben, que dependemos de cosas que pasan en la cancha. Hay que tener cuidado porque ya van 2 o 3 en 5 partidos. Cuidado. Lo tengo que decir yo».