La noticia se ha confirmado, Invictos. El argentino Ricardo Antonio La Volpe se ha convertido en el nuevo entrenador del Club América. Decisión interesante y un tanto sorpresiva, así que no podíamos quedarnos sin soltar un #ABotePronto.
→ Regalo de Navidad adelantado. Si revisas el pasado reciente (última década) no hay argumentos sólidos que te hagan pensar en Ricardo como candidato serio a la dirección técnica de un club importante en México, y cualquier parte del mundo. Después de completar su proceso con selección ha ido de papelón en papelón. Hizo el ridículo en Boca, no pudo en Vélez, no consiguió nada con Rayados, no trascendió en su vuelta al Atlas, no imprimió su sello con Costa Rica, detallitos en Atlante, escándalo en Chivas y muy poco en Chiapas FC. Está clarísimo que lo fichan por la poca disponibilidad en el marcado, su conocimiento del fútbol mexicano y por lo que llegó a ser, no por lo que ha sido en la última década. Ricardo debe estar consciente de que está ante, quizá, su última gran oportunidad en la Liga MX. De desaprovecharla, el crédito que consiguió por sus trabajo en Atlante, Atlas, Toluca y México se iría al carajo.
→ La calidad del plantel. Arriba hablamos de los fracasos, y muchos de ellos son indefendibles, pero también hay que revisar la calidad de los planteles que tuvo en algunos proyectos. En América hay materia prima para pensar en grande. El equipo, desde la era de Miguel Herrera, está diseñado para jugar con línea de cinco, y esa es la base que más le agrada al argentino. Partiendo de ahí, hay mucho que ganar en el proceso de adaptación de los jugadores al sistema/idea del nuevo entrenador. Después, hay tipos como Osvaldito, Arroyo, Silvio Romero y Oribe (selección) que han trabajado con él, por lo que el impacto del ‘nuevo método de trabajo’ no será tan duro. Este punto, imaginamos, fue clave en la decisión del director deportivo de la institución azulcrema.
→ Sin la presión de otros entrenadores. Oportunidad inesperada y un equipo que, pese a tener un grupo de calidad, carecía de una idea de juego. No deberá hacer muchas cosas para que la afición el América suelte un ‘estamos mejor que con Ambriz’. Ricardo siempre -o al menos en su discurso- ha valorado las formas, y esa es otra razón por la que llega al Club América. En Coapa, no sólo basta con tener un saldo positivo, importa -muchísimo- el cómo se consiguen las cosas. Su intención debe ser imprimir su sello cuanto antes. El resultado siempre será importante, pero el americanismo, ahora mismo, quiere ver argumentos futbolísticos. Quiere entender a qué juega y que pretende su equipo cuando sale al terreno de juego. Antes de pensar en los títulos, Ricardo debe tener muy presente eso.
→ Esencia americanista. Con la llegada de Nachito Ambriz, América perdió parte de su esencia. Por la manera de reforzarse, por su manejo de medios, por la personalidad del responsable del primer equipo y por su fútbol, América se había alejado un tanto de los focos. Había perdido relevancia e interés. Llega La Volpe, quien, guste o no, es un personaje polémico y de mucha personalidad. Deberá encontrar el equilibrio para no buscar más protagonismo que el de su grupo, pero, en el papel, tiene características para encajar en una institución como el América. Ser bueno en cancha no basta en una institución como la de Coapa, es un todo. Y, al menos en ese sentido, Ricardo, bien ubicado, podría reanimar la altanería calculada característica en el nido.
→ La posible continuidad de La Volpe. Firmó por tres meses. Su continuidad dependerá de sus resultados. Pero más allá de estos, creemos que dependerá de qué tanto logre en el renglón futbolístico. Si La Volpe logra un avance notorio o que realmente ilusione, dudamos que se le corte. Se habla mucho del ‘hay que ganar un título en el año del centenario’, y la cosa no va por ahí. Primero, hay que jugar bien (ejecutar de buena manera la idea/estrategia del DT) y si se consigue, como consecuencia, vendrá la Copa. Antes de títulos, América necesita fútbol. Si Ricardo se lo da, continuará.
¡Ah! Y antes de cerrar tenemos que comentarlo: el señor Ricardo Peláez y su gente se cargó la fiesta del Centenario. Y no lo decimos por el nombramiento de La Volpe o lo que venga en los tres meses. Lo decimos por no haber destituido a Ambriz tras el papelón en Japón e iniciar un nuevo proyecto en 2016. Lo decimos por sus homenajes insípidos. Y lo decimos por sus desafortunadas y humildes declaraciones en las que apegaba a lo conseguido en su proceso para justificar la continuidad de un proyecto deportivo que no logró plasmar una idea en dos años. Ojalá el América, por su afición, tenga un cierre digno del año del Centenario, pero debe quedar claro que el señor Pelaéz no ha estado a la altura en este significativo periodo para el americanismo.