Aún no se cumplía la primera media hora de la final del Mundial de Sudáfrica 2010, cuando Nigel de Jong se volvió loco y le conectó una patada digna de Kung Fu al mediocampista español Xabi Alonso. Todos esperábamos ver una tarjeta roja para el holandés, pero el árbitro central Howard Webb apenas le mostró una tarjeta amarilla.
Seis años después de aquel increíble momento, el árbitro inglés ha explicado por qué no lle mostró la tarjeta roja al ahora jugador del Galatasaray: no vio la jugada y ninguno de sus auxiliares le indicaron algo.
“Xabi Alonso cabeceó un balón hacia David Villa y en ese momento De Jong chocó contra él. En ese momento, yo estaba justo detrás de Alonso, a diez yardas, por lo que no vi el punto exacto de impacto. Yo sabía que había sido una entrada a destiempo, contundente y merecedora de sanción. Ninguno de mis ayudantes me dijo nada por el pinganillo por lo que mostré una amarilla por aquello que vi con mis ojos. Con la mano en el corazón, nunca se me pasó por la cabeza que era roja. Estaba convencido de que era tarjeta amarilla», publicó en su libro El Hombre en el Medio, del que The Times está compartiendo fragmentos.
No pensó que los reclamos fueran por la patada de Jong: “Cuando saqué la amarilla vi una furiosa reacción de los españoles, tanto dentro como fuera del campo. Yo pensaba que estaban enojados por la dureza física que estaban mostrando los holandeses. Incluso pensé que era porque no había aplicado la ley de la ventaja en el cabezazo de Xabi hacia Villa”.
Se dio cuenta del error al entretiempo y se lo lamentó: «No fue hasta el medio tiempo cuando me di cuenta de que a entrada de De Jong podía haber sido roja. Me sentí muy fastidiado. Creí que había fallado en una final de un Mundial. ¡Qué puta pesadilla! Volví al campo con la cabeza dándome golpes y el corazón palpitando fuerte”.