El camino de Cristiano Ronaldo por el mundo del fútbol comenzó con el modesto Andorinha, club en el que colaboraba su padre Dinis. Sus compañeros sabían que tenía condiciones extraordinarias, pero, en aquel entonces, lo que más llamaba su atención no era su talento, sino sus reacciones ante la derrota y el fracaso.
Ricardo Santos, ex compañero de CR7 en Andorinha y actual entrenador del mismo club, recuerda que le apodaban ‘bebe llorón’ al ahora máximo goleador histórico del Real Madrid y la Selección de Portugal: «Vine a Andorinha por mi padre y así fue como conocí a Cristiano Ronaldo. Teníamos 8 o 9 años y, desde entonces, Cristiano era un gran jugador. Lo que más recuerdo sobre él es que era un chico humilde (…) Cuando no tenía el balón, lloraba. Cuando sus compañeros se peleaban, lloraba. Pero ya era un gran jugador, era más rápido que el promedio, marcaba muchos goles y tenía un gran dribbling. Aunque era muy chico, le gustaba mucho ganar. Y cuando eso no pasaba, lloraba. Lloraba tanto que el apodo que tenía era ‘bebe llorón’. En ese entonces, nadie se imaginaba que Cristiano ganaría Balones de Oro y consiguiera todo lo que ha conseguido. Pero siempre tuvo ese sueño y, con el apoyo de su familia, pudo conseguirlo».
Su primer entrenador en Nacional, segundo club para el que jugó CR7, respalda la versión que sostiene que Cris se ponía muy mal cuando su equipo no podía ganar: «Nunca aceptó la derrota. En aquel entonces era aún más evidente. Era un jugador que, cuando perdíamos, lloraba mucho. No aceptaba la derrota. Hoy todavía no la acepta. Bueno, sí la acepta, pero no le gusta. La idea de perder no entra en su cabeza».