En un partido de la quinta división del fútbol alemán entre FC Bocholt y Baumberg se vio una acción que debería darle la vuelta al mundo, ya que un jugador evitó que el árbitro central del encuentro le regalara una pena máxima a favor de su equipo.
El jugador Toni Muñoz cayó en el área del Baumberg y, a pesar de que no fue tocado por el rival, el central señaló una pena máxima. El balón se le estaba escapando y un defensor estaba en el piso, lo que, por ahí, pudo provocar el movimiento del atacante con nacionalidad alemana/española.
Los jugadores del Baumberg se volvieron locos ante la decisión del colegiado, quien parecía no ceder ante la presión. Toni, por su parte, se levantó del césped y, sin que nadie se lo pidiera, se dirigió al árbitro para comentarle que debía corregir la decisión del penal porque nadie lo había tocado.
El central confió en lo que le comentó el futbolista del Bocholt y modificó su decisión. Los jugadores del equipo visitante no se esperaban el gesto de Toni, por lo que le agradecieron con abrazos y uno que otro beso, JA.
Lo ideal es que se hubiera ahorrado la caída, pero es de aplaudirse que, con todo y las pulsaciones del encuentro y una decisión de la que no es responsable, haya tenido el valor de decir que no lo tocaron para evitar que le regalaran algo a su equipo. GESTAZO.
¡Ah! Por cierto, Bocholt, equipo de Toni, perdió el partido (1-3), lo que hace aún más relevante debido a que no tuvo el detalle en una situación favorable para su conjunto.