Se cumplen 7 años del momento que cambió la vida del paraguayo Salvador Cabaños, uno de los mejores futbolistas que ha pisado los terrenos de juego de la Liga MX. El entonces jugador del Club América, estuvo en el lugar incorrecto, en un momento inadecuado, y terminó siendo víctima de un atentado que lo tuvo al borde de la muerte.
En el interior de bar ubicado en la ciudad de México, El Mariscal recibió un balazo en la cabeza. Se salvó, pero su vida nunca volvió a ser como antes. No pudo regresar al fútbol de alta competencia y, en el ámbito personal, las cosas no serían como algún día lo fueron…
«Nunca se me va olvidar ese día y más todavía de la persona que me lo hizo. Me dijo ‘¿tú eres Cabañas?’ y yo le dije ‘sí, en qué puedo servirte’. Me respondió ‘no, no me vas a servir para nada’, sacó la pistola y me apuntó en la frente. Y me dice ‘este es el último día que vas a vivir, así que pide tu último deseo’. Yo le dije ‘¿y por qué me vas a matar?’ y él me dijo ‘porque le estaba robando a nosotros los mexicanos. Estás ganando mucho dinero y nos estás robando’. Me decía que me iba a matar, que me iba a disparar. Y yo le dije que me disparara que cualquier cosa que hiciera igual me iba a disparar y, ahí, fue cuando disparó», relató.
Habló con su abuela y Dios tras el atentado: «En el hospital me acuerdo bien que he visto a mi difunta abuela, que era la madre de mi padre. Hablé con ella. Y también hablé con Dios, me tocó la frente donde me disparo el tipo. Dios me dijo que me faltaba mucho tiempo para estar allá, que volviera a la tierra y ayudara a los más necesitados».
El terrible atentando vino en el mejor momento futbolístico de Cabañas. El ariete guaraní confiesa que, en aquel entonces, el Manchester United de Sir Alex Ferguson estaba interesado en hacerse de sus servicios. El interés del club inglés se mantenía, aunque América intentó de todo para retenerlo…
«Manchester United me quería y me dijo el América que no me querían vender. ‘Nosotros te vamos a pagar lo mismo que te van a pagar en Europa’, me dijeron. Y así fue que me doblaron el sueldo, los premios que ganaba yo eran diferente al resto del grupo. Y me regalaron dos departamentos que tengo en Cancún y Acapulco», reveló.
Pese a todo lo que perdió, le desea bien al cobarde que atentó contra su vida: «Me quito muchísimas cosas, pero ojalá que viva bien él y toda su familia. Siempre lo voy a decir. Me quito muchas cosas porque estaba en mi mejor momento, estaba por irme a Europa. Pero lo más importante es que estoy vivo».
Actualmente, Salvador disfruta de su amigos y gente cercana en su natal Itauguá. En el barrio donde vive aseguran que cada día está mejor y cuentan que está disfrutando de la nueva oportunidad que le dio la vida.
Debutó con 12 de octubre, pasó por Guaraní, destacó con Audax Italiano, la rompió con Jaguares de Chiapas, explotó con América y se inmortalizó con la Selección de Paraguay. Su carrera no duró lo que debió durar, pero NUNCA se le olvidará.