Diego Riolfo, jugador uruguayo que milita en el Club Necaxa, ha compartido lo que ha sido compaginar su carrera futbolística con su formación académica. Pese a que muchas veces le dijeron que tenía que decantarse por una de las dos cosas (deporte o universidad), el futbolista sudamericano nunca desistió y ha podido cumplir con sus sueños en paralelo.
Es profesional del fútbol desde 2010 y está a dos materias de recibirse como economista. Su idea era graduarse en el presente año, pero no será posible por la negativa de la Universidad de la República (Uruguay). El nacido en 1990, compartiendo que radica lejos de Uruguay (México) y su ocupación (jugador de fútbol), solicitó una mesa especial para presentar los exámenes de las últimas dos materias, pero se rechazó su petición.
Estaba dispuesto a sacrificar algunos días de sus vacaciones en el próximo mes de mayo para culminar su ‘anhelo estudiantil’, pero no será posible. Eso sí, pese a los obstáculos, Riolfo ha dejado claro que, sin importar el momento, se terminará recibiendo y se sentirá orgulloso por haber cumplido su sueño/objetivo.
LA CARTA DE DIEGO RIOLFO
«En 2008 comencé mis estudios universitarios en la Facultad de Ciencias Económicas; Siempre con el objetivo de poder terminar mi carrera a pesar de la pasión que tenía por el fútbol. Mi futuro Io veía como economista, y no como futbolista. Fueron muchos los que se acercaron a decirme que ambas actividades no eran compatibles… Que el fútbol demandaba ciertos tiempos y esfuerzos que no permitían desarrollar una carrera profesional. «O te dedicas a esto por completo o te dedicas a estudiar», me dijo una vez un entrenador en divisiones juveniles cuando tomé la decisión de no tenerme en cuenta un par de fines de semanas por preguntarle si podía faltar a un entrenamiento para dar una revisión.
Sin dudas que haber podido hacer las 2 cosas, en paralelo, demuestra que sí son compatibles y que existen tiempos de sobra para crecer en otros rubros profesionales. Tengo claro que el fútbol da ventajas de tiempos en relación a otras actividades laborales con mayor carga horaria. Pero sin dudas que fue difícil.
Hoy me encuentro en México, trabajando como futbolista profesional como lo hago desde el 2010. A tan solo 2 materias de recibirme de economista, me surgió la posibilidad de continuar con mi carrera futbolística aquí. Hace un mes solicité a distintos órganos de la Facultad la posibilidad que se me otorgue una mesa especial para poder rendir ambos exámenes en el momento que terminara el campeonato y yo vuelva a Uruguay. Son 20 días de licencia que tengo en mayo, y prefería sacrificar días de vacaciones con mi familia y amigos para poder culminar mi anhelo estudiantil.
Hoy el decano de la Facultad, Rodrigo Arim, a través de un expediente resuelto por el Consejo de la Facultad, me comunicó el rechazo a dicha solicitud.
Fueron alrededor de 45 días estudiando aquí en México, preparando ambos exámenes de la manera que podía, con las dificultades que conlleva vivir en el exterior y sin poder hacer acto presencial en las clases de ambas materias.
Siento mucha impotencia. Impotencia por querer superarme y no poder. Impotencia de ver en mi país cómo la educación se encuentra sumergida en una profunda crisis, no solo institucional, sino también académica desde el punto de vista de sus resultados y Ios niveles de deserción, que se registran tanto en secundaria, como en la educación terciaria, con aulas que «explotan» de gente el primer semestre del año para luego «vaciarse» a medida que nos acercamos a diciembre.
Tengo muy en claro que hay reglamentos que cumplir, y que si la respuesta hacia mi solicitud fue negativa, se debe a motivos fundamentados en dichos estatutos. Lo respeto. Solo que a veces siento que nos cuesta humanizarnos en alguna medida o circunstancia. ¿Realmente queremos colaborar para tener una mejor educación pública? ¿Realmente nos queremos superar individual como colectivamente? ¿De verdad queremos tener cada día mayor cantidad de profesionales, mejores niveles de productividad y capital humano?
Ojalá mi caso aporte un granito de arena en esta lucha que existe en el fútbol, por tener jugadores que busquen un plan B en el estudio. Ojalá se encuentren las herramientas necesarias para incentivarlos a tener nuevas aspiraciones. Que cuando dejen el fútbol, no tengan problemas de inserción en la sociedad, y rápidamente encuentren una salida laboral para sustentar sus familias y Ilenar ese vacío.
Quiero agradecer a los distintos profesores y encargados de las materias que me faltan, por la buena disposición que tuvieron siempre en querer ayudar a resolver mi situación.
No hay problema, yo voy a ser economista. No sera Ahora, y tendré que postergar mis estudios de post grado. Pero me voy a recibir, y me voy a sentir orgulloso de haberlo logrado».
Opinión sobre una situación personal con respecto a mis estudios en la Universidad de la República. pic.twitter.com/6LOuz9jqUH
— DiegoRiolfo (@DiegoRiolfo) 21 de abril de 2017
Más allá de cualquier comentario sobre la posición (jugador profesional de fútbol) de Diego y otros casos, el jugador del Necaxa deja tres lecciones muy importantes: el deporte de alto rendimiento no es impedimento para alejarte de los estudios, nunca hay bajar los brazos en la lucha por nuestros sueños y la importancia de que existan las herramientas necesarias para que deportistas tengan un plan B y puedan incorporarse a la sociedad tras el fin de sus carreras.