Es una tradición. El futbolista que logra marcar tres anotaciones en un mismo partido se lleva el balón del partido (el último que se utilizó) a casa. Algunos le piden a sus compañeros que lo firmen y otros tantos no, pero la máxima no escrita es que, después de un hat-trick, el balón termine en un lugar especial en casa.
Paulo Dybala, en su primer curso como profesional, trató de hacer eso después de marcarle tres goles al Sportivo Desamparados, pero no le fue posible. Cuando se preparaba para llevarse su segunda pelota (fue su segundo triplete oficial), uno de los personajes de utilería se le acercó al canterano de Instituto, y le pidió la redonda.
La Joya, que lucía asombrado ante la petición del trabajador de Desemparados, entregó la bola y emprendió un desconcertado camino rumbo a los túneles del Estadio El Serpentario.
EL DÍA EN EL QUE DYBALA HIZO UN HAT-TRICK Y NO PUDO LLEVARSE EL BALÓN
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El club verdiblanco no iba a permitir que Paulo se llevara el esférico, pero uno de los auxiliares de Instituto la consiguió antes de marcharse: “El árbitro me la dio para que me la lleve, pero el utilero me dijo: ‘la tenés que dejar’. No debe ver mucho los partidos de Europa, donde los jugadores se la llevan. Pero bueno, cuando estaba en el vestuario me la acercaron”.
Dato Invicto. Paulo Dybala logró marcar 17 goles en su primera temporada (38 partidos en la B Nacional) como profesional con el Instituto de Córdoba. Su temporadón le valió para ser fichado por el Palermo.