Horas antes de que iniciara el partido más importante de Nigeria en el Mundial de Rusia 2018 (tercera jornada de fase de grupos ante la Selección de Argentina), el mediocampista John Obi Mikel, capitán y máximo referente del combinado africano, se enteró que su padre estaba secuestrado.
El futbolista de 31 años de edad viajaba rumbo al estadio en San Petersburgo, cuando fue informado, mediante la llamada de un familiar, del secuestro de su papá. Le dijeron que tenía que llamar a los secuestradores y, cuando le hizo, le pidieron dinero por el rescate.
Lo normal habría sido que le notificara a su seleccionador y a la federación. Sin embargo, optó por quedarse callado, pensando en no desconcentrar a sus compañeros. Además, pese a todo lo traumático de la situación, decidió jugar. Y es que no podía ni quería fallarle a 180 millones de nigerianos.
«Jugué mientras mi padre estaba en manos de bandidos. Tuve que suprimir el trauma. Recibí una llamada 4 horas antes del partido en la que me dijeron qué había pasado. Estaba emocionalmente angustiado y tuve que tomar una decisión sobre si estaba mentalmente listo para jugar. Estaba confundido. No sabía qué hacer pero, al final, supe que no podía fallarle a 180 millones de nigerianos. Tuve que apagarlo de mi cabeza e ir a representar a mi país. Ni siquiera pude decirle al entrenador y al staff, solo un círculo muy reducido de mis amigos lo sabían».
«Me dijeron que matarían a mi papá inmediatamente si le avisaba a la policía o le decía a alguien más. Tampoco quería discutirlo con el entrenador (Gernot Rohr) porque no quería que mi problema se convirtiera en una distracción para él o para el resto del equipo, en el día de un juego importantísimo. Por mucho que quería discutirlo con el DT, no pude».
Dentro de todo lo jodido de la noticia, lo positivo fue que su padre fue liberado el pasado lunes: «Afortunadamente, mi padre fue liberado de manera segura el lunes por la tarde. Agradezco a las autoridades policiales por sus esfuerzos de rescate y el apoyo que he recibido de amigos y familiares».
El señor Michael Obi fue secuestrado en el sudeste de Nigeria mientras viajaba a un funeral a lo largo de la autopista Makurdi-Enugu. Fue torturado durante una semana y, ahora mismo, está internado en un hospital: «Desafortunadamente, mi padre ahora está en el hospital recibiendo tratamiento de emergencia como resultado de la tortura que recibió durante su captura».
Según The Guardian, es la segunda vez que secuestran al papá de Mikel. La primera fuera en agosto de 2011, cuando el plurifuncional futbolista aún formaba parte del Chelsea.
— Mikel John Obi (@mikel_john_obi) 3 de julio de 2018
Dato Invicto. Los números de Mikel ante Argentina: 90 minutos, 74% de pases efectivos, ganó 5 de 11 duelos individuales, 1 despeje, 1 intercepción y 1 entrada exitosa.
¿Sabías que…? John Obi Mikel ha representado a Nigeria a nivel absoluto desde 2006.