Terminó la función para Brasil. La selección que, para muchos, era la máxima candidata a llevarse la Copa del Mundo de Rusia ha quedado fuera. El líder de la CONMEBOL luchó hasta el final, pero simplemente no pudo ante la Selección de Bélgica de Roberto Martínez.
De la mano de Thibaut Courtois, Eden Hazard, Kevin De Bruyne y Romelo Lukaku, los Diablos Rojos se metieron entre los cuatro mejores del Mundial 2018. Después de 32 años de espera (México 1986), Bélgica vuelve a probar lo que son las semifinales de la competición más importante del planeta
CONCLUSIONES INVICTAS: BÉLGICA ELIMINÓ A BRASIL DE RUSIA 2018
➔ La graduación internacional de esta generación belga. Era el momento. El rival, la instancia y todo el escenario se prestaba para que Bélgica diera el salto que le estaba faltando. Aprendieron del descalabro ante Argentina. Sufrieron porque ante el pentacampeón se tiene que sufrir. Pero salieron triunfantes. Lo lograron con un gran trabajo táctico de Roberto Martínez, con ejecuciones individuales que rozaron la perfección y con un compromiso colectivo bárbaro. ¿Querían que estos chicos aparecieran en momentos bravos? Los tienen.
➔ El plan de Roberto Martínez. Era claro que, con el poderío ofensivo de Brasil y la baja de Casemiro, había que cambiar. Y Bob lo hizo. Sacó a Mertens para fortalecer el mediocampo con Fellaini, e incluyó a Chadli en lugar de Yannick Ferreira Carrasco, porque el jugador del West Bromwich Albion está más familiarizado con trabajos defensivos/sacrificio. Además, en ataque, sorprendió a Brasil: Kevin De Bruyne fue falso 9, Hazard tenía libertad absoluta partiendo desde la izquierda y Lukaku se alejó de la zona referencial, ubicándose prácticamente como extremo derecho. En ataque, 3-4-3. En defensa, 4-3-3 o 4-4-2 (cuando De Bruyne bajaba a apoyar a Fellaini/Witsel). Con la línea de cuatro, buscaban que Brasil no encontrara espacios entre carrileros/centrales. Y en la conversión a ataque, volvían locos a los sudamericanos, con un De Bruyne que se metía entre líneas, para aprovechar la espalda de Fernandinho. Gran planteamiento, muy buena ejecución y, por si fuera poco, el ‘balón botó del lado belga’.
➔ La vida sin Casemiro. Brasil lo extrañó un montón. Es equilibrio, es posicionamiento, es músculo y es salida. Fernandinho es más claro con la pelota, pero no siente -ni cerca- la marca como lo hace el jugador del Real Madrid. Además, el autogol le generó mayor desconfianza. Convencidos de que varios de los ajustes de Martínez llegaron en función de la baja de Casemiro. Sabía que la zona entre centrales y el mediocentro era muy explotable, así que decidió habilitar ahí a Kevin De Bruyne, un futbolista que daña con sus conducciones, que lastima con sus trazos y que tiene muy buena pegada. Atacaron a Brasil donde sabían que le dolería.
➔ El partido de 10 de Hazard. Después de quedar a deber en Brasil 2014, Rusia 2018 era su gran oportunidad de reivindicarse. La presión aumentó para él, pero ha sabido canalizarla. Esta noche se mandó una exhibición para grabar. Sin asistir ni marcar, dio para ponerlo entre las figuras. Vía de descargue total, se devoró a Fagner cuantas veces quiso, ganó faltas, aguantó la pelota, manejó a su antojo los tiempos y también trabajó sin balón. Todo lo que intentó lo hizo bien. Definitivamente, su mejor noche en Copas del Mundo. Y ante qué rival, eh. 90 minutos, completó 10 de 10 regates, ganó 21 de 27 duelos individuales, consiguió 7 faltas y entregó 28 de los 36 pases que sacó. Este es el 10 de Bélgica que todos queríamos ver. El 10 que puede guiar a su país a la gloria mundial. Apoteósico
➔ Saber sufrir y el ingrediente extra. Previo al autogol de Fernandinho, se respiraba la sensación de que el tanto de Brasil caería en cualquier momento. No fue hasta el gol de De Bruyne, cuando Bélgica controló mejor y comenzó a exhibir las debilidades de la selação. Luego, ya en el segundo tiempo, Bélgica contó con un Thibaut Courtois pletórico y con la falta de pegada de los brasileños. El poste de Thiago Silva, la falla de Paulinho en un córner, la ocasión clara que se perdió Renato Augusto, las que intentó Douglas Cousta, la falla de Coutinho entrando al aérea… A eso nos referimos cuando escribimos arriba que ‘el balón botó del lado belga’. Ante esta clase de rivales es necesaria esa pizca de fortuna (ingrediente extra).
➔ La bestia Romelu Lukaku. Vaya espectáculo. Un dolor de cabeza para Marcelo y Joao Miranda. Muchos pensaban que, fuera del aérea o zona central, se perdería. No fue así. Lukaku sabe lo que es competir fuera de su hábitat desde sus días con Everton, y lo demostró ante la selección -actual- más completa de CONMEBOL. Potencia, velocidad, conducción y capacidad para dejar a rivales en el camino. La jugada previa al gol de De Bruyne es oro puro. Recibió de espaldas al arco, giró, emprendió la carrera, regateó y buscó la zona que sabía que estaría libre: la de Marcelo. Después, Kevin respondió al mismo nivel del jugadón que armó el canterano del Anderlecht. Es difícil que un delantero salga feliz de un partido en el que no marca, pero Lukaku debería estarlo. Beast mode activado.
➔ Un futbolista especial. Mediocentro, interior, mediapunta y, ahora, también de falso nueve. Si bien no lució tanto en fase de grupos, en rondas KO no ha dejado de marcar diferencia. Ante Brasil jugó su mejor partido en Rusia 2018. Y lo hizo jugando más adelantado y sin un 9 fijo. Cumplió con sus funciones de forma total. Tapó la salida de Fernandinho. Si Brasil presionaba con insistencia, bajaba para apoyar a Witsel/Fellaini. Y en las transiciones en las que no lanzaba, se abría para ser opción (así cayó su anotación). Es capaz de cumplir tantas funciones y rendir en diferentes posiciones porque entiende todo. Muchos futbolistas son puro instinto e improvisación. De Bruyne es inteligencia, lectura e interpretación. Su temporada -considerando lo hecho con el City- ha sido TOP5 del mundo. Lo tenemos muy visto, pero no deja de impresionarnos la naturalidad con la que hace las cosas. Pure class.
➔ Don Thibaut Courtois. Nunca antes había sido tan determinante con la Selección de Bélgica. Superlativo hasta el último segundo del tiempo agregado. 9 atajadas en 95 minutos. La última, la que hizo tras un disparo de Neymar da Silva, quedará en la memoria de todos los que seguimos/vimos el juego. Muy criticado por su rendimiento en este curso, así que lo de esta noche ha servido para dos cosas: para la histórica clasificación a semifinales ante Brasil y para silenciar a sus detractores. Nunca mejor aplicado el ‘se pasó de belga’. Nos decepcionaría saber que sus compañeros no lo recibieron con una ovación en el vestuario.
➔ Los ajustes de Tite. 4-3-3 inicial que se transformó en un 4-4-2. Con el ingreso de Firmino (por Willian), Gabriel Jesús (de Mundial por debajo de lo que se esperaba) se cargó al costado derecho. Después, cuando entraron Douglas Costa y Renato Augusto, renovaron el puesto, no el acomodo. Douglas y Renato entraron muy bien. El de la Juventus puso a sufrir a los desgastados Chadli/Vertonghen, y Renato Augusto, con Fellaini/Witsel desorientados (el cansancio los hizo cometer precipitarse), impactó entrando desde segunda línea. Brasil intentó por todos los medios en el segundo tiempo, pero las que no se perdieron por falta de tino, las atajó Courtois.
➔ Nunca dejó de luchar. Más allá de su infantil intento por engañar al árbitro (quiso venderle un penal al buscar el contacto con Fellaini), poco se le puede recriminar a Neymar da Silva. Si algo le valoramos es que nunca se esconde. Estando fino o no, es un futbolista que pide la pelota, que grita, que busca el regate, que quiere generar, que dispara y que no se cansa de luchar. Los belgas lo padecieron. Aunque, al final, pueden decir que evitaron que marcara o asistiera, les generó 7 ocasiones (sí, 7). No agacha la cabeza cuando su equipo lo necesita. Insistimos: dejando de lado sus simulaciones/exageraciones, nos agrada mucho la actitud/sangre de Ney en momentos jodidos. Si se va a perder, hay que perder intentándolo.
➔ Superaron la barrera. Desde hace años, todo el mundo del fútbol sabe de la calidad que tiene esta generación belga. Lo que faltaba era dar un golpe de autoridad en la mesa. No pudieron contra Argentina en Brasil 2014 y fracasaron rotundamente en la Eurocopa 2016. Su momento llegó en Rusia 2018, en la etapa de madurez de muchos de sus hoy referentes, ante el pentacampeón del mundo. Lo vivido este 6 de julio de 2018 los marcará. Un paso gigantesco para lo que viene en Rusia 2018 y el futuro a mediano plazo. Esta grupo superó la barrera mental que tanto les atormentaba. Notición.