Mentiríamos si escribiéramos que sabíamos que todo iría tan bien. Verán, cuando iniciamos con el proyecto, éramos estudiantes universitarios y, la verdad, no teníamos mucha de idea de cómo funcionaban las redes sociales y las páginas web.
Usábamos alguna red social. El problema era que no la actualizábamos ni por error, JAJA. Rompíamos la regla de nuestra generación, al casi no utilizar nuestras cuentas, e incluso nos causaba cierta ‘repulsión’ ver que muchas personas pasaran gran parte de su tiempo en estas -fantásticas- plataformas.
Teníamos clarísimo que queríamos que nuestro día a día estuviera relacionado con el fútbol (nuestra más grande pasión). Sin embargo, no estábamos estudiando nada relacionado con periodismo o comunicación. (#IngenierosAndProud).
Sí existía un ‘qué’, pero no estábamos nada cerca del ‘cómo’. Ir a tocar puertas (a otros medios/portales) no fue una opción sería para nosotros porque queríamos que fuera algo completamente nuestro, algo que nosotros podríamos ir confeccionando y que fuera diferente de lo que consumimos durante muchos años.
La cosa acá es que, en esa época, se nos presentaron ofertas laborales que estaban, obviamente, relacionadas con lo que estábamos estudiando. O sea, lo más prudente habría sido iniciar nuestro camino profesional en el giro para el que nos estábamos preparando arduamente. Y no lo hicimos.
Hasta ese momento, todos nuestros ‘planes’ sobre hacer algo vinculado con el deporte eran utópicos. No descifrábamos cómo y, encima, todo indicaba que, en el tramo final de ese semestre, nos iniciaríamos en ‘trabajos convencionales’.
De repente, en el cierre de la temporada europea 2011/12, uno de nosotros llegó especialmente encabronado a la escuela porque no pudo ver el final de un partido decisivo de UEFA Champions League, JA. Un examen.
Cuando terminamos la jodida prueba (nos fue bien a todos, por si se lo preguntan), nos reunimos para platicar. Dos ya estaban afinando detalles para aceptar sus trabajos. Y fue esa tarde cuando todo cambió. La pregunta que nos sacudió fue «¿Trabajando en qué o en dónde, se levantarían plenos y sin hueva?». La respuesta de los tres estuvo relacionada con el fútbol.
Y ahí, exactamente, inició la historia formal de Invictos.
Durante un par de semanas planeamos y comenzamos a acomodar nuestros horarios. Surgieron algunas de las secciones que ustedes conocen y nos organizamos sobre cómo sería la repartición de los partidos que cubriríamos.
Nuestra idea inicial siempre fue hacer un blog (página web). Pero preferimos utilizar un método con el que nos familiarizamos durante toda nuestra formación académica: prueba y error.
Nos lanzamos en Facebook para ver la respuesta de la gente. Y el acuerdo fue que, si nos iba bien en los primeros meses, daríamos pasos más sólidos. Y así fue. El 18 de julio de 2012, a las 2:00 am, abrimos nuestra página de Facebook.
Al principio, aunque la respuesta era mínima, nos sentíamos gigantes. Que 10 o 15 personas nos leyeran y nos escribieran para preguntar nuestra opinión era lo que necesitábamos para confiar mucho más. Para creer que, con trabajo, esfuerzo, dedicación y ganas de aprender, podíamos lograr grandes cosas.
Estamos muy orgullosos de lo que hemos hecho porque los tres que iniciamos esto nos hemos mantenido durante estos seis años. Porque nunca tuvimos el respaldo de alguien que haya estado en este ‘negocio’. Porque nos hemos sobrepuesto a un montón de obstáculos (muchos podrían pensar que no los hay, pero podríamos escribir un libro con todo lo que nos ha pasado, JAJA). Y porque hemos formado una comunidad que verdaderamente se identifica con lo que hacemos y que, de una u otra manera, nos ha permitido ser parte de sus momentos de fútbol.
Muchos de ustedes nos tienen tanta confianza que nos escriben para preguntarnos consejos sobre cómo iniciar algo (no siempre relacionado con el mundo del deporte). Nuestro consejo sería: arriésguense, planifiquen, crean en lo que hacen y pongan huevos. Pueden ser muy buenos, pero si no hay trabajo, constancia y dedicación, la historia no va a funcionar.
Los engañaríamos si sostuviéramos que todo lo relacionado con emprender es hermoso, que ser tu propio jefe tiene puros detalles cool y que no se encontrarán con personas que buscarán truncar sus aspiraciones/metas.
Esto no es así.
Hay personas destructivas en el entorno, hay muchos obstáculos (administrativos, económicos y operativos) que ponen en duda la continuidad de un proyecto y ser el máximo responsable de algo te hace trabajar muchísimo más de lo que se imaginan. Mucho más.
Hace dos o tres años, justo cuando estábamos en la época de transición de la vida post-Universidad, nos pusimos a platicar sobre los eventos sociales que nos hemos perdido por cubrir algún partido importante, de nuestras vacaciones inexistentes (en estos seis cursos no nos hemos desaparecido ni un solo día) y del poco tiempo que tenemos para hacer actividades ajenas a nuestro ‘trabajo’.
Fue una de esas noches donde te cuestionas todo y te llenas de dudas: ¿Qué sería de nosotros si hubiéramos entrado a ‘trabajos normales’? ¿Cuánto va a durar esto? ¿Y si en un futuro nos arrepentimos de lo que hemos hecho?
Cuando ya estábamos por matar el tema, uno de nosotros dijo algo que nos marcó y que vamos a recordar cada que tengamos un momento de frustración: «Tenemos que disfrutar de esto. Tenemos que seguir como hasta ahora, e incluso meterle mucho más. Pase lo que pase en el futuro, no me voy a arrepentir de un carajo, porque no nos traicionamos. Cuando éramos niños, platicábamos que queríamos que el fútbol fuera ‘nuestro trabajo’ y miren lo que hemos logrado. Sin tener idea de nada de internet, sin tener apoyo de un equipo de muchas personas, sin estudiar nada relacionado con comunicaciones e iniciando con 0 pesos de presupuesto, nos cumplimos. Por eso, todo lo que hemos vivido ha valido la pena. Si hubiéramos aceptado esos trabajos quizá tendríamos más tiempo libre, pero estoy seguro de que no seríamos más felices».
El mucho o poco éxito que ha tenido Invictos llegó por ese sentido que tuvo nuestra lucha. No era que quisiéramos ser populares en las redes sociales o que quisiéramos ganar dinero desesperadamente. Queríamos convertir nuestra pasión en nuestra actividad diaria. Y, a partir de ahí, pudimos encausarlo todo (se sorprenderían si supieran cuánto tiempo trabajamos sin ganar un solo peso y cuántas propuestas económicas hemos rechazado para no caer en prácticas que nos parecen lamentables).
Aprovechamos este espacio para agradecer a nuestros familiares realmente cercanos (son los únicos que saben quiénes somos y qué hacemos) por todo el apoyo que nos han brindado a lo largo de estos 6 años. Jamás encontramos posturas negativas, jamás se tomaron esto como un juego y jamás nos truncaron, pese a lo incierto que era todo un inicio. Nos respaldaron en una situación en la que lo más sensato era detenernos. Nunca olvidaremos eso.
Y a ustedes, nuestros Invictos, gracias por un aniversario más. Gracias por hacernos parte de sus jornadas. Gracias por permitirnos vivir nuestro sueño. Gracias por su apoyo. Gracias por su confianza. Gracias por su preferencia. Gracias por toda la buena vibra. Gracias por compartir con nosotros la pasión por el deporte más hermoso del mundo. Gracias por estos #6AñosInvictos.
Nuestro último mensaje es: no se detengan ante la incertidumbre.
El verdadero fracaso es no intentar. Para cumplir objetivos/sueños es necesario querer, poder y saber. Nosotros queríamos y podíamos, no sabíamos. Pero quisimos y pudimos tanto que, al final, terminamos sabiendo.
Estamos convencidos de que seguiremos por acá por mucho tiempo más. Pero sepan que, sin importar lo que suceda en los próximos años, este viaje no lo cambiamos por nada. Bendita aquella tarde de enojo en la Universidad y aquella madrugada de julio de 2012.
Bendito el momento en el que dejamos de hablar y comenzamos a hacer.
Benditas desveladas. Benditas jornadas maratónicas. Benditas comidas en tiempo récord. Benditas juntas. Benditas pocas horas de sueño. Benditas trabas. Benditas discusiones. Todo eso nos ha permitido llegar a esto. Y esto, mirando en retrospectiva, es mucho más de lo que algún día imaginamos.
No Somos Invictos porque nunca perdemos, sino porque no aceptamos la derrota como un estado definitivo. Mientras esto siga, jamás nos entregaremos. En la vida, puedes llegar a estar perdido, pero solo están completamente derrotados los que así lo desean.
GRACIAS TOTALES.