Richarlison de Andrade, de 21 años de edad, acaba de ser anunciado como fichaje estelar del Everton para la temporada 2018/19. De la Serie B de Brasil, a la Serie A de Brasil, para luego llegar en la Liga más competitiva del planeta: la Premier League. Por lo meteórica que ha sido su evolución, todo suena fácil. Pero el chico nacido en 1997 tuvo que luchar contra muchos obstáculos.
El primero, y el más duro: su entorno.
En Nova Venécia, lugar donde nació y creció, vivió en medio de las drogas y la delincuencia: «Donde vivía había muchas personas que estaban en drogas. Varias veces me ofrecieron fumar droga, marihuana, pero gracias a Dios nunca acepté. Tenía a entrenadores que eran policías y nos daban buenos consejos a mí y a mi hermano».
En la entrevista que le concedió al portal Four Four Two, recordó el episodio en el que más miedo ha sentido en toda su vida. El día en el que le apuntaron con una pistola en la cabeza: «Mi vida pudo haber terminado varias veces por estar en el lugar incorrecto en el momento incorrecto. El día que un chico me apuntó con una pistola en la cabeza, pensó que yo era un vendedor de droga tratando de robarle su punto de distribución. Me asusté. Pensé: ‘si jala el gatillo, estoy muerto’. Pero sobreviví y pude seguir».
Muchos de sus amigos están en prisión o siguen en ese mismo ambiente: «Muchos amigos míos se perdieron en el camino por las drogas y la mayoría hoy está en prisión, y otros aún viven ahí (su ciudad); cuando voy a visitar, hablo con ellos. Tengo que ser agradecido por no haber seguido ese camino».
El fútbol lo era todo para él. Era su pasión y quería dejarse todo para ser profesional: «No tenía otros planes, solo fútbol. No conseguía trabajar en otra área. No podía. Trabajé en un car-wash, vendí paletas, vendí chocolates, ayudaba a mi abuelo, que era granjero. Y no funcionaba, no me gustaba. El fútbol era todo para mí. Lo juego desde que era niño, desde los 5 años. Me enfoqué en el fútbol. Entrenaba con sol o con lluvia. Corría 6 millas para llegar a la academia y doy gracias a Dios por eso».
Y pese a que siempre se dejó todo en la cancha, pensó en alejarse del deporte. Porque, siendo adolescente, lo echaron del Figueirense; justo en uno de sus cumpleaños: «Figueirense me echó en mi cumpleaños, arruinó mi día. Estaba muy triste y pensé en darme por vencido. Pero, cuando llegué a Nova Venécia, mi familia me dio fuerza y mi entrenador en Gazetinha también me dio fuerza para continuar. Yo ya era muy grande para jugar en Gazetinha, que tenía a jugadores menores de 15 años. Ahí fue cuando Real Noroeste apareció y fui a jugar un campeonato local U20».
En América Mineiro se hizo profesional: «Fui a América MG un domingo en la noche, solo con un boleto de ida, porque gasté todo mi dinero en comida porque tenía mucha hambre. No tenía otra opción que no fuera pasar la prueba. Jugué solo cuatro partidos con el equipo U17. Fuimos campeones contra Atlético Mineiro, que son los rivales locales, y marqué un golazo en la final. Y América Mineiro no conquistaba un campeonato U17 hacia 17 años. Llegué, conquisté el campeonato y terminé firmando un contrato profesional».
Después de destacar en la Serie B de Brasil, Fluminense tocó a la puerta. Y, aunque en un principio le costó hacerse de un hueco, un cambio de entrenador le abrió la puerta a la titularidad. En 2017, siendo aún un juvenil, marcó 15 goles en 36 partidos, despertando el interés de varios clubes europeos.
Cuando parecía que su destino sería Ajax, se apareció el Watford, club que le permitiría cumplir uno de sus más grandes sueños: jugar en la Liga que veía por TV y en la que siempre quiso jugar. Ganaría menos dinero que en Holanda, pero no podía decirle que no a la Premier League.
Su primer año en Watford inició de forma espectacular bajo la órdenes de Marcos Silva. Se perfilaba para ser uno de los jugadores de la campaña. Sin embargo, contrario a lo que pasó en Fluminense, un ajuste en la DT (llegó Javi Gracia) generó desconcierto en el equipo, y le terminó costando.
En el mercado veraniego 2018/19, un nuevo giro en su carrera. No cambió de Liga, sí de equipo. Fichó por el Everton, donde se reencontrará con Marcos Silva. Y, de acuerdo a las cifras que comparten los medios ingleses, fue una operación que superó los 50 millones de euros, una cifra que quedará en los libros históricos de la institución de la ciudad de Liverpool.
El fútbol fue la vía de escape de Richarlison. Su salida.
Si el balón no se hubiera convertido en su gran pasión, quizá seguiría en Nova Venécia. O quizá habría tenido el mismo desenlace que tuvieron muchos de sus amigos.
Dato Invicto. Richarlison ha representado a Brasil a nivel juvenil. Jugó para la selección U20 previo a iniciar su aventura europea.
¿Sabías que…? Richarlison ha movido más de 60 millones de euros en fichajes desde que es profesional. Y pensar que llegó a las pruebas con América Mineiro sin tener dinero para volver a casa.