Inició tan mal como terminó. Bueno, no. Inició mal, terminó peor.
Después de 139 días en el cargo, Julen Lopetegui ha dejado de ser el director técnico del primer equipo del Real Madrid. Su ‘proceso’ duró 14 partidos oficiales. Estuvo menos tiempo que Rafael Benítez, quien, curiosamente, también encajó una goleada histórica ante FC Barcelona.
El despido de Lopetegui del club blanco no tomó a nadie por sorpresa. Se veía venir porque, en una situación crítica, el míster siempre será el principal señalado y el primero en ser removido.
En sus 4 meses al mando del equipo de Chamartín, Lopetegui perdió la Supercopa de Europa ante Atlético de Madrid, cayó ante CSKA Moscú en la UEFA Champions League, recibió una manita del acérrimo rival, cayó al noveno puesto de la clasificación general de la Liga de España y, además, no pudo ganar en 8 de 14 partidos.
Si se analiza de forma directa y superficial, entendible que hayan echado a Lopetegui. Quizá hasta se tardaron. Si se desmenuza el escenario y se repasa a fondo el contexto, la conclusión es otra: el entrenador tiene un grado de responsabilidad importante, pero no es, ni cerca, el máximo culpable de lo que ha vivido el Real Madrid en el inicio de temporada 2018/19.
Lopetegui no fue indiferente con el futbolista que te garantizaba 50 goles por año. Lopetegui no fue quien, al momento de decidir si había que hacer fichajes importantes en verano, se mareó con el último éxito en la UEFA Champions League y creyó que con contrataciones de bajo perfil se podría competir por todo. Y Lopetegui no es uno de los referentes que se encuentran en un estado de forma bajísimo (Modric, Ramos, Varane, Bale y Benzema, por mencionar a algunos).
Por supuesto que falló y se equivocó en la dirección de varios encuentros, pero, si la lectura interna es que el lío solo se debe a Lopetegui, están volviendo a equivocarse. El problema del Real Madrid inicia desde verano. Desde el momento en el que se sentaron a planear la campaña.
La crisis, por más que suene a un sinsentido, inició en la final de UEFA Champions League que se jugó en Kiev. Real Madrid se consagró campeón con un CR7 discreto. Y los altos mandos del Madrid, con todo y que el equipo dio mucha pena en la Liga/Copa 2017/18, se creyeron que podrían resolver sin buscar bombazos veraniegos. Grosero error.
Si con Cristiano en la plantilla, el equipo ya pedía refuerzos a gritos (terminar una Liga a 17 puntos del líder es suficiente para escandalizarse). Imagínense lo que tenían que hacer si dejaron ir a su carta más dominante y ganadora. Zidane lo anunció: “no veo claro seguir ganando”. Y no se refería a que se le terminaron las ganas de levantar más Champions. Él sabía que Cristiano se iría y que la directiva no se planteaba hacer fichajes ambiciosos. Le hubiera pasado lo que a Lopetegui (de hecho le pasó a nivel local durante el curso pasado).
Florentino y su gente han hecho muchísimas cosas bien en los últimos años. Pero, desde hace unos meses, no han dejado de fallar. Y lo peor no son los errores per se (toda directiva está expuesta a equivocarse), sino que también han carecido de la clase y el señorío que siempre han presumido.
Cristiano Ronaldo, la máxima figura en la historia moderna del Real Madrid, se marchó como si fuera un cualquiera. Atacaron por Lopetegui a unos días de la Copa del Mundo y negociaron por debajo del agua (entendemos que solo vean por sus intereses y que Julen fue quien debió decirlo al presidente de la RFEF, pero el Madrid pudo llevar todo con mayor categoría). Y en el comunicado para anunciar que Lopetegui se va, le soltaron un dardo.
Vean la joyita que publicaron: «La Junta Directiva entiende que existe una gran desproporción entre la calidad de la plantilla del Real Madrid, que cuenta con 8 jugadores nominados al próximo Balón de Oro, algo sin precedentes en la historia del club, y los resultados obtenidos hasta la fecha».
En otras palabras compartieron un ‘no es un tema de la dirección deportiva porque tenemos un plantel con 8 aspirantes al Balón de Oro, sino que el DT no pudo guiar al equipo para obtener resultados positivos’. Tristísimo. Un formal, pero indigno lavado de manos.
Ojalá haya sido un resbalón de la gente de medios y no sea el verdadero sentir de la dirección deportiva del Madrid. Porque no notar que se falló en la planeación es querer engañarse. Y cuando te quieres engañar, no hay manera de salir de un problema que, en tu nublada percepción, no existe.
Solari será interino y llegará un nuevo DT. La sacudida que implica tener a un nuevo entrenador puede hacer que el Real Madrid salga más rápido del bache actual. Sin embargo, luce complicado que puedan levantar -con títulos- una temporada en la que se erró desde la confección del grupo.
La historia dice que jamás descartes al Real Madrid, pero también recuerda que, cuando no existe autocrítica (en esta caso de la directiva), es difícil enmendar el camino. Todavía hay tiempo. Veremos si corrigen (en el mercado invernal hay una oportunidad), o si Florentino termina con otro comunicado destacando a sus ocho nominados al Balón de Oro.