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De ser refugiado de la guerra, a brillar en la élite. De ser señalado como alguien muy frágil para jugar, a ser referente del Real Madrid y Croacia. De ser rechazado en sus inicios, a ganar un Balón de Oro en la era de Messi y CR7. Nunca dejó de luchar y creer. Y, en unos años, podrá contarle a sus nietos que, en la época de dos de los mejores futbolistas de la historia, conquistó el premio individual con mayor prestigio.
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