Una nueva final de Copa del Rey para el FC Barcelona. Justo cuando se decía que el equipo blaugrana tiraría la competición, los de Ernesto Valverde le remontaron una eliminatoria complicada al Sevilla y, por si fuera poco, se cargaron al Real Madrid en el Santiago Bernabéu.
El marcador fue excesivo para los blancos, pero el fútbol jamás respeta merecimientos. Mientras los blancos perdonaron (en la ida y en la vuelta), los culés dieron una exhibición de contundencia. 0-3 (1-4 global).
CONCLUSIONES: FC BARCELONA, A LA FINAL DE COPA
➔ Real Madrid no supo castigar. El primer tiempo fue del Real Madrid. Lapsos de presión alta en un inicio. Ensuciaron la salida de Sergio Busquets (Kroos y Benzema fueron fundamentales en este punto), que es la primera fuente de fluidez en el juego posicional blaugrana. Carvajal/Lucas pudieron reducir la influencia de Dembélé/Jordi Alba. Y, encima, generaron ocasiones importantes. En cuanto recuperaban, lanzaban transiciones verticales y, con ellas, pusieron a prueba a Marc-André ter Stegen. Pudieron irse con una ventaja de dos goles. Tristemente para su causa, no lo supieron capitalizar. Y si dejas vivo a un equipo con la calidad individualidad del FC Barcelona, lo normal es que termines arrepintiéndote.
➔ El plan del FC Barcelona y la jugada que rompió todo. El 4-3-3 de Santiago contra el 4-4-2 de Valverde. El mensaje inicial de Ernesto era no volverse locos con el tema de la desventaja del gol de visitante e ir, poco a poco, trabajando el partido. Puso a Sergi por sector derecho para apoyar a Semedo con Reguilón/Vinícius (lanzamientos de Kroos/Casemiro) y mandó a Dembélé como volante por izquierda, acompañando a Jordi Alba (lo que redujo sus proyecciones). El plan hacia sentido, pero la ejecución, sobre todo en la primera parte, estuvo lejos de ser la ideal. Les costó superar la línea media de presión, conectaron poco con Lionel Messi y les generaron chances importantes por dentro/por fuera. El desmarque de ruptura de Dembélé a espaldas de Carvajal y esa definición -a primer poste- de Suárez iluminaron una noche en la que, francamente, FC Barcelona se estaba quedando corto.
➔ Vinícius, Cristiano y la toma de decisiones. Con 18 años, y en apenas su primer periodo en el fútbol de élite, Vinícius es atrevimiento, personalidad, cambio de ritmo y 1 vs 1. Genera fútbol y es un jugador que despierta sensación de peligro prácticamente cada que recibe. Y eso no es normal para un adolescente que apenas comienza su carrera profesional. Lo que sí es habitual es que, a esa edad, se carezca de criterio y lucidez para tomar decisiones. Aunque tiene mucho trabajo por hacer, no tenemos duda de que tiene condiciones para llegar a ser TOP. Paciencia. El gran lío con el que se enfrenta el mundo actual es esa desesperación por la inmediatez. Queremos que todo vaya bien desde el día uno. Y las cosas, generalmente, no funcionan así. Esta noche, por ejemplo, el Madrid extrañó muchísimo a Cristiano Ronaldo. Pero al Cristiano dominante y finalizador que jugó en Chamartín, no al regateador y no tan productivo extremo que llegó al Manchester United de Sir Alex Ferguson con 17-18 años. En 2003, durante su primera campaña con los red devils, Cris desesperaba a sus compañeros -especialmente a Ruud van Nistelrooy- por su toma de decisiones (abusaba del regate y solía finalizar mal las jugadas). Y vean cómo terminó la historia. Vean todo lo que mejoró y cómo fue reconvirtiendo su juego, pensando en explotar sus cualidades y ser más resolutivo para su equipo. Nuestra intención no es insinuar que Viní será el nuevo Cristiano Ronaldo, sino explicar el momento en el que se encuentra. Es tan bueno que ha podido ser diferenciador en una eliminatoria KO contra FC Barcelona. Sin embargo, todavía no tiene la madurez futbolística para ser referente. Es claro que es un jugador distinto, ahora deberán llevarlo y orientarlo para que sea mucho más efectivo.
➔ La bestia en el arco. A falta de Cillessen (portero de Copa), don Marc-André ter Stegen. El holandés viene saliendo de una lesión y, como no quisieron forzar nada, atajó el alemán. El canterano del Borussia M’gladbach sostuvo en el momento más jodido de la eliminatoria para Barcelona, y también respondió cuando los madridistas intentaron reaccionar (vaya manotazo para evitar que Reguilón mandara la serie al tiempo extra). Hizo 4 atajadas vitales. El boleto para la final de la Copa del Rey no lo habría podido sellar el Barça si no hubiese sido por ter Stegen. Porque, cuando el Madrid no decidió del todo mal y pudo patear al arco, MATS no dejó pasar nada. Incluso en los detalles estuvo imperial. Con su técnica y solvencia, evitó que algunos disparos produjeran más daño (no escupió tiros que llevaban un considerable grado de dificultad). El MVP de la noche.
➔ El factor Dembélé. Importantísimo para que FC Barcelona resultara victorioso. Aportó la chispa en ataque. En el primer gol, se devoró a Carvajal. Y en el segundo tanto, hizo lo propio con Reguilón. Desmarques que ordenaron la jugada para, posteriormente, soltar el último pase. Cada vez es más inteligente para moverse y, con la confianza a tope, está teniendo la calma que por ahí le faltó en su accidentada primer campaña en España. El Mosquito está firmando un temporadón, por consistencia y por su aparición en partidos grandes. Es un jugadorazo.
➔ El instinto de Luis Suárez. Hace una semana, desesperó en Lyon. Impreciso y nublado de cara el arco. Lo positivo era que sus movimientos le permitían seguir relacionado con situaciones de gol. Le faltaba liberarse y dejar atrás esa sequía. Lo hizo en el Sánchez Pizjuán y, con esa inyección anímica, se hizo sentir en el Bernabéu. Tuvo dos, clavó dos. De primera intención y penal a lo Panenka. Dudar de Lucho Suárez es haber seguido poco su carrera. Cuando parece que no va más, siempre encuentra la manera de cicatrizar y recuperar. Un doblete que le vendrá de maravilla para preparar los meses finales de la temporada. Aún esta para marcar diferencia (pese a no estar en su mejor versión), pero deberá alistarse para el arribo de otro centrodelantero de garantías. Físicamente no es el toro que aterrizó a la ciudad Condal. Y si quiere prolongar su carrera en la élite, deberá irse dosificando más.
➔ La noche de Messi. No pudo influir como suele hacerlo, pero su simple parecencia condiciona un montón. Casemiro encima, Kroos en vigilancias permanentes y se mueve por tantas zonas que incómoda muchísimo a las dos últimas líneas del rival. Es un jugador que intimida y que, aún en una noche discreta, amarra al adversario. Convencidos de que, aunque salió contento por la clasificación a la final, querrá mucho más protagonismo en el próximo choque de Liga. Así son los animales competitivos.
➔ Lo mejor del Madrid. La nota positiva la dieron los dos más jóvenes del XI del Real Madrid: Sergio Reguilón y Vinícius Júnior. El brasileño fue el que intentó romper, el que la quiso siempre y el que más veces llevó al límite a al defensiva del FC Barcelona. Y el lateral español, que ha levantando la mano ante el bajón de Marcelo, volvió a comportarse a la altura. Ganó casi todas sus batallas individuales, luchó, metió, se proyectó al ataque, generó por su banda, tuvo grandes cierres (uno notable para frustrar la mejor jugada colectiva de la visita en la primera mitad) y pisó el área culé (remate de cabeza atajado por Ter Stegen). Se desorientó al estar buscando ese gol que forzara la prórroga, lo que ha dejado al descubierto una área de oportunidad (equilibrio emocional/timing en momentos de apremio). Si Marcelo decide marcharse, o no recupera su nivel, Sergio es un prospecto para considerar seriamente. Un lateral más equilibrado que entiende a la perfección lo que representa el madridismo.
➔ La situación del Madrid. Solari y sus jugadores no pueden pensar que verán la final por TV solo porque les faltó contundencia. Sí, si hubieran estado finos en el último tercio, el script habría cambiado, pero ¿cómo es que un equipo que solo pateó dos veces a la portería de Keylor les terminó ganando? Les llegan con una facilidad bárbara, sus repliegues post-pérdida no parecen estar muy trabajados y, en una institución como el Real Madrid, un 0-1 al minuto 50 no debería sacarte de la batalla. Faltó calma. Fue dramático cómo, con el pasar de los minutos, fueron perdiendo el orden que mostraron en el primer capítulo. Y los referentes se apagaron estando en desventaja, eh. Vinícius se puso en la mira de todos porque intentó, buscó y arriesgó. ¿Y Modric? ¿Y Kroos? ¿Y Benzema? ¿Y Bale?
➔ Autocrítica en Barcelona. Una vez que pase la euforia por haber echado al acérrimo rival en su propio patio, deben sentarse y repasar cómo se metieron a la final. La forma. El marcador fue 0-3, pero las sensaciones no fueron ni remotamente cercanas a las de otras goleadas frente a los merengues. Ter Stegen fue figura, los lastimaron por banda y por carriles interiores, sufrieron para sortear la presión blanca, en el 1T no igualaron en intensidad y, además, no patearon al arco hasta el minuto cincuenta de tiempo corrido. Ganaron más a lo Real Madrid (saber sufrir y tener pegada) que a lo FC Barcelona. Jerarquía, contundencia e inspiración individual, más que control, dominio y juego de posición. El Barça 2018/19 se está manteniendo con base en sus individualidades. Y cuando dependes tanto de las individualidades y su inspiración, habrá noches en las que quizá no te alcance. La pregunta que deben hacerse es: ‘si sin estar a tope salimos con un 0-3 del Bernabéu, ¿cuál será el desenlace si solidificamos mecanismos colectivos?’. La respuesta la tenemos nosotros: un nuevo curso histórico. Están en un escenario inmejorable (líderes en Liga, final de Copa y rondas KO de Champions) para fortalecerse como equipo y darle una mejor estructura a su indiscutible carta ganadora: Lionel Messi.
Esperamos que hayan disfrutando de la lectura, Invictos.
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