Han pasado varias horas desde que finalizó el partido en el Etihad, y seguimos emocionados. No estuvimos en la cancha, pero sentimos que gastamos el mismo nivel de energía que Mauricio Pochettino y Guardiola, JA. Así de épico fue lo que se vivió en Manchester. Y un choque de este calibre no podía quedarse sin su entrega de las #ConclusionesInvictos.
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CONCLUSIONES INVICTAS: TOTTENHAM Y UN BOLETO HISTÓRICO
➔ La Premier League en estado puro. Gol de vestidor, respuesta inmediata, cuatro anotaciones en once minutos, errores defensivos tremendos, aciertos colectivos, exquisitos golpeos, electricidad en transiciones, regates, generación constante de ocasiones, peligro vía pelota parada y remontadas. Fue un choque de Premier League con el himno de la UEFA Champions League en la previa. Para nada es queja.
➔ La serie de Pep Guardiola. La eliminación es un golpe durísimo porque la temporada del City venía siendo espectacular. Además, lo que seguramente agudiza el dolor es que festejaron la clasificación a semifinales (gol anulado de Sterling), y no estarán el TOP4. Creían que lo habían conseguido, y les cortaron la ilusión con un silbato y una mano arriba. Muy jodido, pero esto es el fútbol. Jugaron como deberían jugar. Simplemente no alcanzó. Errores defensivos garrafales los pusieron sobre las cuerdas. Arriba, impresionantes. Fluyeron y generaron acorde con la exigencia del reto. Hoy, Pep Guardiola planteó muy bien, a pesar de los reclamos que hay por el ingreso -tardío- de Leroy Sané (Bernardo y Sterling estaban haciendo un juegazo y, tras el 4-2, no se veía por dónde para la visita). Paró el 4-3-3 que identifica a su equipo, con De Bruyne/Bernardo generando por derecha, con Sterling finalizando por izquierda, con Gundogan distribuyendo y con El Kun siendo vía de descarga/apoyos. Atrás, también armó un cuadro con sentido, aunque lo de Kompany sí nos llamó la atención (es cierto que tiene más equilibrio emocional y mejor lectura que Otamendi/Stones, pero a campo abierto -y este partido iba a tener mucho de esto- era exponerse mucho). Nuestros cuestionamientos para Pep están más relacionados con la ida. Entendemos que, con el recuerdo de AS Mónaco y Liverpool, haya asumido una postura conservadora en Londres. La cosa fue que el segundo tiempo pedía a gritos a De Bruyne y Sané (por David Silva y por el desaparecido Riyhad Mahrez), ¡y los metió hasta el 89! Ahí sí nos parece que la erró. Al final, con todo y estos detalles, Manchester City emocionó e hizo méritos para avanzar. Lo lindo y divertido del fútbol es lo impredecible que es. El que terminó condicionando fue, precisamente, la figura defensiva del City (durante este curso): Aymeric Laporte.
➔ Pochettino y competir con lo que tienes. Sin Harry Kane, sin Harry Winks, sin Erik Lamela, sin Serge Aurier, sin Eric Dier y, por si fuera poco, se le lesionó Sissoko antes de que finalizara la primera parte. En un inicio, el sistema fue 4-3-1-2, con Eriksen como enganche jugando atrás de Son y Lucas Moura. Notó que estaban encontrando muchos espacios en el mediocampo, y optó por ajustar. Hizo entrar a Fernando Llorente por el lesionado Sissiko y cambió el sistema. El 4-3-1-2 se convirtió en un 4-4-2 en faceta defensiva (4-2-3-1, cuando podían desdoblarse hacia el frente). Eriksen y Son, por bandas (hubo lapsos donde se rotaban). Dele Alli y Wanyama, de mediocentros. Y arriba estuvieron Lucas y Llorente. En el complemento, la idea era replegar y tratar de lastimar con lanzamientos rápidos para Son/Moura. Sin embargo, Manchester City no tuvo problemas en causarles daño por dentro y la historia se les complicó con el gol del Kun. El quinto de los locales se veía más cercano, cuando vino la acción del córner protagonizada por Fernando Llorente. Y ahí está otro detalle de Mauricio: poner al español, pese a no ser tan dinámico, pensando en que pudiera fijar centrales, en que pudiera ser arma de juego directo (bajarla y poner en ventaja a los elementos de banda) y en que representara una carta potente por aire. ¡Ah! ¿Cómo cerró Tottenham ? Con línea de 5, metiendo a Davinson y Davies. El reconocimiento al argentino no es porque los suyos hayan sido superiores a los de Pep (no lo fueron) o porque hayan entregado una exhibición sólida, sino porque fue capaz de hacer un plan competitivo con las herramientas que tuvo a disposición. Responder a bajas sensibles y ajustar sobre la marcha en un escenario tan imponente está al alcance de pocos. Temporada a temporada, se confirma como uno de los mejores entrenadores del planeta.
➔ Laporte vivió una pesadilla. En el primer gol de los spurs, él es quien habilita a Son. Lo asistió. En el segundo gol, todo nace de una pérdida suya. Un control largo que se le escapó. Y en el tercer gol, Fernando Llorente le gana la posición. Un desastre. Desconcentrado, desorientado e impreciso. Jugó más para el Tottenham que para el Manchester City. Contrarrestó el show de Kevin De Bruyne. Nunca nos ha fascinado el señalamiento directo, pero es que lo del ex Athletic Club, esta vez, es indefendible. Y lo que más nos apena es que manchó lo que ha sido su mejor temporada como profesional.
➔ Sonaldo no puede tener haters. Hizo 3 de los 4 goles del Tottenham en la eliminatoria. Cuando más quemaba la pelota, se agigantó. Tuvo dos en el inicio, clavó dos. Y, encima, nunca dejó intimidar. Es rapidísimo, tiene gol, sabe asociarse, es muy bueno en el 1 vs 1, no se le dan mal los últimos pases, tiene liderazgo/personalidad y cada vez es más contundente. Qué futbolista es el surcoreano. Sin duda, uno de los jugadores del periodo 2018/19. Lamentable que se vaya a perder la semifinal de ida por acumulación de amarillas.
➔ La imperial versión de De Bruyne. Si alguien trabajó para tener un desenlace distinto fue Kevin. Fue un artista en la cancha. Incontenible. Finísimo en duelos individuales, explotó los huecos entre Dele Alli, Jan Vertonghen y Danny Rose, generó como nadie más, dañó con sus movimientos diagonales y, como si estuviera en un interescuadras, puso tres asistencias. Bajar para construir, lectura para posicionarse en zonas donde podía impactar (a espaldas de mediocentros y entre zaguero/lateral), presionar con sentido (ojo a quién va por Eriksen en la jugada del gol anulado a Sterling) y cuánto criterio para decidir. No es una exageración sostener que fue uno de los performances individuales más impresionantes en la historia reciente de la UEFA Champions League. Estando bien físicamente, TOP8 del mundo. Para sacarse el sombrero.
➔ Los mejores del City en la campaña. El salto cualitativo de Raheem Sterling, con Pep Guardiola como DT, es indiscutible. Con el catalán como mentor, el extremo inglés se ha consolidado en en el fútbol TOP. Decide mejor, sus movimientos son más lúcidos, ha mejorado en el manejo de los perfiles (la serie la jugó por izquierda) y ha crecido un montón en cuanto a la finalización de las jugadas. Y el otro futbolista al que nos gustaría destacar es Bernardo Silva. Para nosotros, el MVP de la campaña en el Etihad. De ser muy bueno en AS Mónaco, ha pasado a ser un futbolista completísimo. Un todoterreno. Se le ha visto como interior, mediapunta, extremo, e incluso, en algún partido, como carrilero. Y siempre cumplió. Fue el encargado de hacer que no se extrañara a Kevin De Bruyne. Casi nada. Los dos hicieron lo suyo ante los spurs. Raheem definió y Bernardo se entendió por nota con De Bruyne.
➔ El máximo goleador histórico del City. Todo el ataque del Manchester City jugó a un nivel altísimo (el que no influyó tanto, por ahí, fue David Silva). El Kun, por ejemplo, dio vida. Convirtió, asistió, generó espacios con sus movimientos de arrastre, pivoteó y también se fajó en labores de sacrificio. Entre más repasamos el trabajo ofensivo del equipo de Pep, más mal nos sentimos por Kevin, Bernardo, Sergio y Raheem. Ellos remontaron. Les fallaron atrás.
➔ El capitán Lloris. Sentimos que se ha hablado muy poco del arquero francés. Como que se han olvidado sus valiosas atajadas. No fueron muchas, sí muy importantes. El penal del partido en la ida y un par de manotazos que pudieron haber noqueado al Tottenham en el Etihad. Habrá quien dirá que no se debe resaltar a un portero que encajó cuatro anotaciones. La cuestión es que, haciendo un recuento, pudieron ser dos más. Oportuno en ratos en los que su equipo pudo romperse.
➔ ¿Las jugadas polémicas? El gol de Llorente debió contar (va con el brazo pegado) y sí hubo offside del Kun en el tiempo de compensación (el desvío de Bernardo Silva cambia la deliberación). Una sola frase: bendita teconología, bendito VAR.
➔ 0 fichajes. Justo en la temporada en la que invirtieron 0 euros en fichajes, Tottenham se clasificó a las primeras semifinales de la Champions League (formato actual) en su historia. El premio a la confianza que le tuvieron al proyecto de Pochettino. Cuando algo está funcionando, hay que respaldar y ser pacientes. Y estaba claro que el plantel, con la experiencia acumulada en los últimos años, ha ido creciendo en términos competitivos. En épocas donde muchos clubes poderosos buscan resolver a billetazos, es refrescante ver a entidades como Tottenham y Ajax entre los cuatro mejores de Europa.
➔ Lo que debe venir en el City. Ni las tres eliminaciones consecutivas en Cuartos/Octavos de Final de UEFA Champions League deben desesperar al dueño. Jugando como lo están haciendo, van por el camino correcto. Tampoco será necesario abrir la chequera y despilfarrar. Urgen dos posiciones: mediocentro y lateral izquierdo. El resto del gasto ya lo han hecho. Continuidad, paciencia y memoria. Este es el mismo grupo que acaba de cerrar la Premier League más dominante de la historia (100 puntos y récords que parecían inalcanzables), que está peleando por un bicampeonato de Liga y que llegó a abril con la opción de conquistar cinco títulos. Laporte hace un partido normal (ni siquiera uno muy bueno) y la celebración sería ciudadana. El #GuardiolaSystem ha fracasado en las últimas UEFA Champions League, no en darle una identidad futbolística al City. Su equipo está jugando a lo que pretende. Y ese éxito es el que les ha permitido ganar y el que los mantendrá cerca de los trofeos. No tenemos duda.
➔ La reflexión final. Al ganador ocasional, se le aplaude hasta al cansancio. A los extraordinarios, por otra parte, se les recrimina cualquier derrota. No importa qué tan grandes sean, se les critica y se les señala. Se les demanda perfección. Si Lionel Messi no gana un mundial. es un pecho frío. Si Cristiano Ronaldo queda eliminado de la Champions, está acabado. Y si Pep fracasa en Europa, terminó la mentira. La cosa no va por ahí. Nos rehusamos a vivir en un mundo (porque pasa en cualquier rubro) que festeja más al tipo promedio que un solo día deja de serlo, que aquel que sostiene su éxito durante años. Gana, pero no ganes mucho porque te vamos a detestar por exitoso y te volverás el blanco de masas, JAJA. Está cabrón. Pero, a ver, no nos malinterpreten: está bien celebrar un triunfo aislado. Lo que nos resulta ridículo e incongruente es que se trate de minimizar al fuera de serie que, alguna vez, no consigue el resultado que todos esperan de él. El éxito de otros no debe doler. Al contrario, debe motivarnos. Muchos esperan verlos tropezar para soltar bromas, insultos, críticas destructivas y burlas, cuando lo que deberíamos hacer es aprender de ellos. Tomar apuntes de cómo se ha mantenido por tanto tiempo en lo más alto y de cómo han sido capaces de levantarse de fracasos (porque nadie gana siempre). A todos nos agradan los underdog, pero esa simpatía por los triunfos poco probables no debe generar rechazo ante la grandeza. Admirar y aplaidur al que de vez en cuando se sale del script no tiene que ir de la mano con atizar al que, con trabajo, talento, mentalidad y deseo de superación, se ha acostumbrado al triunfo. Cambiemos esto.