Justo cuando nos preparábamos para disfrutar del Japón vs Chile de la Copa América 2019, se oficializó la noticia. El tuit de José Luis Higuera nos hizo sospechar, pero hemos de confesar que llegamos a pensar que era otro de los juegos del excéntrico directivo del rebaño sagrado.
Al final, no fue así. Ningún juego. Después de 5 años, 74 goles, 5 títulos colectivos y más de 200 partidos oficiales con América, Oribe Peralta se convirtió en nuevo jugador del Club Deportivo Guadalajara.
Nada de puentes previos. Pasó directamente de las águilas a Chivas, como no pasaba desde hace décadas, cuando Oswaldo Sánchez dejó el nido para mudarse a la entidad de Guadalajara.
RELACIÓN DEPORTIVA, NO SENTIMENTAL
Oribe no es un cualquiera en la historia del América, pero tampoco es un ídolo absoluto o una leyenda. Este tipo de cambios siempre generarán ruido. Sin embargo, hay de casos a casos. Y por eso es importante contextualizar y matizar.
No se está yendo a Chivas un Cuauhtémoc Blanco o un Zague, que representan al americanismo puro. Se está marchando un delantero que, sí, se convirtió en referente/capitán, pero no es surgido de la cantera y no es un emblema institucional.
Oribe jamás se manejó como un americanista recalcitrante. Si bien es cierto que últimamente estaba declarando con mayor apego al América, el club de sus amores es Santos. Solo con los guerreros tiene una relación sentimental. Con América y con el resto de clubes para los que jugó, fue una relación netamente profesional. Y así será en Chivas.
Cuando fichó por el América, le interesó ser profesional. Competir, ganar y entregarse al máximo por el club que confió en él. Hay quienes sueñan con forjar una carrera larga con el club de sus amores. Y hay quienes, por otra parte, optan por aceptar los grandes ofrecimientos que se les presentan. Oribe eligió el segundo camino. Y siempre que se tenga su nivel de profesionalismo, es muy respetable.
AMÉRICA NO PERDIÓ
La operación, según reporta Televisa Deportes (medio que ya charló con el presidente deportivo del América), no fue ni gratis ni alta. Como no hay nada oficial, diremos esto: si América vendió a Oribe, operación redonda porque sacaron un rédito económico extra por un jugador que, a estas alturas de su carrera, ya era suplente. Y si lo dejaron ir sin monto de transferencia, no es un acuerdo digno de maestría en negocios, pero liberaron un sueldo altísimo de la nómina.
En el plano romántico, habrá quienes digan que, sin importar las circunstancias, no puedes negociar nada con el rival directo. Y lo entendemos. Pero en el plano deportivo, que es el más importante, América no es, para nada, perdedor en este movimiento. Se está marchando un jugador que ya dio lo que les tenía que dar y, encima, abren un hueco nominal para una futura incorporación.
ORIBE Y SU ÚLTIMO GRAN CONTRATO
Opción 1. Quedarte con América hasta 2020 (el contrato termina en un año) con un rol completamente secundario, lo que seguramente te habría dejado sin muchas opciones -importantes- para continuar tu camino en el fútbol profesional. Opción 2. Fichar por un club que vive un momento jodido, pero que te ofrece un contrato más largo, que te pagará un buen salario y en el que, a priori, serás un elemento clave.
¿Qué habrían elegido si estuvieran en esa situación? ¡Ah! Y no está de más mencionar que decirle que sí a la segunda opción también sería un respiro familiar, ya que tu esposa nunca terminó por adaptarse a la ciudad de México y constantemente te expresaba su malestar.
En frío, la respuesta es clara, ¿no? Y más si se considera que respondiste de gran manera en el club de la opción 1. No es que solo cobraste y fuiste una vergüenza futbolística.
Nos gusta hacer este tipo de ejercicios porque sentimos que falta empatía en el mundo deportivo. Entendemos que el lado que aflora en el modo hincha es el pasional, pero también vale la pena reflexionar. No sabemos cuántos de los que están reventando a Oribe por redes sociales le dirían que no, por fidelidad/amor/romanticismo a su empresa actual, a un oferta que les beneficia en lo económico, laboral y familiar.
Si no hay muchos Tottis en el fútbol es porque no hay muchos Tottis en la vida.
EL RIESGO DE CHIVAS Y UNA DECISIÓN EXTRAÑA
América no pierde y Oribe Peralta gana la oportunidad de firmar su último gran vínculo contractual. Los que asumen el riesgo total en esto son los de Guadalajara. Y es que es un transacción difícil de asimilar desde cualquier óptica.
➔ Aficionados y entorno. Desmadraron el equipo que construyó Almeyda, vendieron a jugadores que eran pilares, cedieron a canteranos que podrían ser muy útiles, llevan dos años dando pena en la Liga MX (sin Liguilla) y están en problemas de descenso. Los seguidores están hartos y la directiva agita aún más fichando a un ex americanista en la etapa final de su carrera. Estando en esa posición, por lo tenso del entorno, ni nos lo hubiéramos planteado.
➔ Plano comercial. Oribe es uno de los mejores futbolistas mexicanos de la época y, por lo tanto, lo que pasa con él genera debate. No dudamos en que aumentará la conversación digital del club, que se explotará el nexo con la marca Puma y que será de los que más venderán jerseys en la plantilla. La cuestión es que esto se hubiese potenciado de manera bestial si lo hubieran reclutado tras el oro olímpico o cuando el América lo sacó de Santos. Timing.
➔ Plano deportivo. José Juan Macías, un verdadero centrodelantero marcando goles con León. Jesús Godínez, en calidad de transferible. Y en el plantel vigente, los que apuntan a tener mayor rodaje, no son depredadores de área. Son mediapuntas o segundos delanteros. Es más, Oribe llegó a jugar como interior en América. Si la intención era ir por un delantero, el perfil era el de un killer.
CONCLUSIÓN
América fichó a Oribe cuando lo necesitaba, y el jugador respondió. Marcó goles importantes, se dejó todo y levantó trofeos. Y cuando su status ya no era el más alto, hubo disposición para negociar su salida. No tienen nada que reprocharse. Terminaron su relación sin deberse nada.
Dice mucho del momento actual de Chivas que uno de sus refuerzos estelares para el A2019 venga de ser suplente del acérrimo rival. Se fortalecen con una opción de recambio del club con el que, en teoría, deberían estar luchando por títulos. Entonces, está claro que las realidades entre los gigantes de México son muuuuuy distintas.
Chivas se hizo de los servicios de un jugador que aportará experiencia, liderazgo y que, con o sin goles/resultados, se dejará todo por el escudo. Ahora mismo, nada de eso sobra en Chivas. Bien. El detalle es que tampoco sobra fútbol. Y para regresar a la contienda por el título hace falta ir por más. Oribe sumará, pero, con 35 años de edad, no está para ser piedra angular de un proyecto.
Jugador que aportará, sí. Dentro y fuera de la cancha.
Bombazo, no. Hace 5 años, lo hubiera sido. Hoy, no.