Para nada estamos sorprendidos. Ni un poco. Es como si la directiva del FC Barcelona, la Junta Directiva, hubiese acostumbrado al mundo del fútbol a operaciones extrañas. En este caso, un movimiento que, sí, tiene que ver con la cancha (son jugadores los que entran/salen), pero lleva un fuerte trasfondo económico/contable.
Hoy, 29 de junio de 2020, se hizo oficial: a partir de la próxima temporada, Arthur Melo será jugador de la Juventus de Turín. Miralem Pjanic, por su parte, aterrizará en el Camp Nou. Y si bien cada futbolista concluirá sus compromisos 2019/20 con su club actual, lo vinieron anunciar en pleno sprint final por la Liga y a un mes de que se dispute la UEFA Champions League. Esto último por aquello de ‘hay que cuadrar las cuentas de este ejercicio’. Timing con el sello culé reciente.
UNA SALIDA PRECIPITADA
Hace menos de dos años, los altos mandos del FC Barcelona estaban presentando a un mediocampista brasileño que venía de brillar en el fútbol de su país y en la Copa Libertadores (MVP de la final 2017, por cierto). Hoy, sin siquiera permitirle que superara los cien partidos oficiales, le abrieron la puerta de salida.
Porque sí, no es que el volante sudamericano haya pedido su marcha por falta de protagonismo (al contrario, él quería remarla; quería cumplir el sueño de forjar una carrera importante en el club que creció admirando). La directiva lo ‘invitó’ a marcharse. Y es que había que equilibrar esos números.
Se marchó un chico con características que, de seguirse puliendo, habrían sido muy útiles para el estilo de juego blaugrana. Un jugador de apenas 23 años -con toda una camino en la élite por delante- al que el mismísimo Lionel Messi llegó a verle algunas cualidades parecidas a las de Xavi Hernández.
Si no hubieran existido señales alentadoras que indicaran que podría asentarse, que podría cumplir las funciones de un interior organizador corte Barça, entenderíamos un poco más su marcha. Pero no es que haya sido un desastre. Le recordamos grandes partidos contra Tottenham, Inter, Manchester United y Lyon, en UEFA Champions League, y contra equipos como Real Madrid, Valencia y Sevilla, en la Liga.
No vamos a ocultar que tuvo noches plagadas de inconsistencia; sin embargo, su temporada de debut mereció una muy buena nota y también recordamos su arranque de campaña 2019/20, donde hizo goles y puso varias asistencias, mostrando un fútbol más agresivo, más valiente, y lastimando en una zona más altas del campo.
Lo sentenciaron con tan solo 4019 minutos cancha y tras 72 partidos oficiales (49 titularidades), pese a haber dado presentado síntomas de evolución, jugando en un puesto que tampoco es el que venía de dominar en Gremio. Allá era mediocentro en un 4-2-3-1; trabajaba en la base de la jugada. Era quien lideraba y manejaba los tiempos en un doble pivote.
De repente, en un fútbol más competitivo, jugando a otro ritmo y teniéndose que adaptar a otra cultura futbolística, ¿los jefes blaugranas esperaban que fuera Xavi 2.0 de inmediato?
Con esta directiva, Xavi jamás habría explotado. Porque ni él, que es uno de los mejores mediocampistas de la historia, se hizo dueño del juego del FCB en sus campañas iniciales. Primero tuvo que intentar abrirse hueco como mediocentro, pasar por cursos complicados y luego vino esa transición de mediocentro a interior, que empezó con Rijkaard (no confiaba del todo en él), pero encontró un contexto favorable con Luis Aragonés (España) y Pep Guardiola (le dieron libertad interpretativa y posicional; lo veías bajando a armar jugadas o girando/asistiendo en el último tercio).
Arthur era un prospecto que apuntaba a muchos años en el FC Barcelona. Al que, antes de exigirle el peso de mediocampistas históricos, tenías que darle rodaje, confianza y continuidad para digerir cambios de funciones. Varias de sus actuaciones dieron motivos para pensar que lograría asimilar el nuevo rol. Desafortunadamente, no hubo paciencia. No se la dieron. Lo firmaron por seis años, y lo vendieron al segundo. Qué cosa.
FICHAR SIN ‘QUERER’ FICHAR
Miralem Pjanic es un jugadorazo. A tope, de hecho, es uno de los mejores mediocampistas del mundo. La cuestión es que recién cumplió 30 años, viene jugando más de Busquets que de interior y su temporada 2019/20 no ha sido muy buena que digamos.
Si hace un par de cursos, en lugar de apostar por el MVP de la final de la Copa Libertadores 2017, los culés fichan a Pjanic, que era uno de los pilares de una Vecchia Signora que arrasaba en Italia y que estaba siendo protagonista en UEFA Champions League, la contratación se explicaría por sí sola.
Ahora mismo, entendiendo la actualidad de Pjanic y la proyección de Arthur, sostener el movimiento cuesta más. No nos malentiendan. Creemos que Pjanic puede aportar muchísimo. Es un elemento bastante válido y, además, el envión anímico de un repentino cambio entre gigantes puede caerle de maravilla.
La pregunta que nos planteamos es: ¿si el FC Barcelona tuviera esos 60 millones de euros de liquidez (así tasaron al bosnio) se harían de los servicios de Pjanic 2019/20? La verdad, no lo creemos. La operación parte de un interés contable y de la inclinación bianconera por Arthur. Después, hubo que intentar sacarle algún giro deportivo. El que pintara más sensato.
Suena muy ‘necesitamos cuadrar la cuentas; vendamos a un jugador que tiene mercado pero todavía no es indispensable y traigamos a un medio que por ahí puede encajar’. Lo de Pjanic termina cayendo de rebote. Hace unos meses, no se lo esperaba él, no se lo esperaba ningún hincha y, seguramente, no hubiera estado en el plan azulgrana 2020/21 si no tuvieran que maquillar el cierre contable del ejercicio 2020.
Asusta que el FC Barcelona cierre bombazos más por nombres que por características o necesidades. E impresiona -desde lo deportivo- que monten intercambios que, en circunstancias financieras normales, no se ejecutarían. Pjanic puede llegar y romperla toda, que tiene mucho fútbol, y este es un deporte de dinámicas y de estados de ánimo. Pero insistimos: si no tuvieran la urgencia de una venta importante y sí 50-60 millones de euros disponibles, ¿habría sido su apuesta? ¿Un mediocampista de base? ¿Un regista de 30 años de edad que ha protagonizado un curso complicado en el plano individual?
PJANIC EN EL BARCELONA
Pensar que Miralem Pjanic modo 2019/20 aportará la fluidez y agresividad que le venía faltando a Arthur Melo es no haber seguido mucho sus últimos performances. La Juventus y el FC Barcelona tienen problemas en común. Buscan controlar y dañar con un fútbol posicional, de ataques organizados, pero su funcionamiento, por falta de chispa, ritmo, agresividad y entendimiento colectivo, es espeso, soso y predecible.
El nacido en 1990 no aterrizará en la Ciudad Condal en su mejor momento y lo hará siendo más Busquets/De Jong, pero tiene puntos/fortalezas que hacen pensar que podría soltarse y convertirse en un elemento importante para el Barça 2020/21. El más relevante es que no desconoce ni la posición ni las funciones de un interior que produce y daña entre líneas. Y tampoco se puede dejar de mencionar su golpeo de balón. En corto, en largo y en balones parados.
A diferencia de Arthur, un mediocentro de base que estaba descubriéndose como interior en zonas más altas, Pjanic tiene pasado como mediapunta y como interior. Y jugando ahí, sin partir como eje posicional y distributivo, se le han visto exhibiciones extraordinarias.
En su última temporada con AS Roma, por ejemplo, Daniele De Rossi era el mediocentro. Y él y Radja, los interiores. Esto en un 4-3-3. Y cuando tocaba jugar con dos mediocampistas, tenía el respaldo de un De Rossi o un Keita, lo que le permitía romper más y participar mucho más en la generación de ocasiones de gol.
Con La Loba, donde fue más interior (posición principal) y mediapunta que único mediocentro, se caracterizó por ser uno de los máximos asistentes del Calcio. A diferencia de lo que ha pasado en la Juventus de Sarri, tenía más libertad, más confianza, y se le notaba. En Serie A con AS Roma (cinco años) convirtió 27 goles y puso 41 asistencias en 159 partidos, más que los 24 goles y 24 pases decisivos que firmó Ivan Rakitic en sus cinco primeros años de Liga con el FC Barcelona.
Dicho esto, vemos a Miralem Pjanic como interior. Y, en ciertos escenarios, sirviendo para darle descanso a Busi. Pretenderíamos que Mira sea más parecido a lo que se le vio en Lyon y en AS Roma, sin tener claro que pueda conseguirlo.
Las dudas que surgen pasan por lo físico/ritmo y por el proceso de ‘readaptación’ que afrontará. Tiene 30 años. Todavía hay gasolina para tres o cuatro temporadas más en la élite, pero no tienes el mismo ritmo, la misma dinámica y la misma frescura que a los veintitantos (lo que sí tiene Riqui Puig). Y esto es vital para brillar en espacios reducidos y sin ver todo de frente. Quizá esto termine haciendo que Pjanic se acerque más a Busquets, y Frenkie sea el más adelantado (ojalá no, que se le podría seguir incomodando y limitando al holandés).
Veremos si este traspaso le da un ‘segundo aire’ para intentar ser lo que le permitió colocarse como uno de los mejores pasadores decisivos en Francia e Italia, o si, de plano, ese esperanzador regreso termina siendo inviable y termina siendo alternativa de Frenkie y Busquets.
ARTHUR EN LA JUVENTUS
Muchas ganas de ver cuál es el plan de la Juve con Arthur. Lo pueden dejar creciendo como interior (Bentancur se convertiría en el cinco) o pueden ponerlo a competir como el mediocentro. Claro, si el míster italiano se queda. No vemos 100% garantizada la continuidad de Maurizio. Ganan mucho más de lo que juegan. Y, siendo tan poco fiables, puede darse un cierre de campaña que provoque un volantazo. O no. El tiempo dirá.
Siendo junio de 2020, el mejor Arthur Melo que se ha visto ha sido con un sistema de dos mediocentros. En Gremio y en la Selección de Brasil. En la Juventus de Sarri se ve complicado que ajusten el 4-3-3 por un 4-2-3-1 o 4-4-2. Y con este sistema y estilo, lo más sensato sería que fuera el interior de base, para que vuelva a su hábitat. Ponerlo a iniciar ataques y a manejar los tiempos de los partidos.
A favor del cuadro bianconero, en el papel, jugará el estado mental de Arthur. No hay nada que impulse más a un verdadero competidor que sentirse despreciado, rechazado y desafiado. Si Melo lo es, lo deberán motivar las ganas de triunfar en la Juventus y el deseo de demostrarle al FC Barcelona que se equivocó dejándolo ir. En Italia pondrá a prueba su fútbol y, sobre todo, su carácter.
ORDENAR EL CAOS
Ficharon a Philippe Coutinho que tenía perfil de interior post-era Iniesta, y se le utilizó casi siempre como extremo. Pagaron la cláusula de rescisión de Antoine Griezmann, que es un world class, pero sus espacios de influencia coinciden con los de Lionel Messi y lo ponen como extremo o falso nueve. Siguen esperando la explosión de Ousmane Dembélé, que no ha dejado de ser perseguido por las lesiones. Y ahora, impulsados por su presente contable, cortaron a un prospecto de 23 años para traer a un centrocampista de 30 años.
La ‘planeación deportiva’ del FC Barcelona es caótica. Es un constante ‘resolver sobre la marcha’. Deben ser autocríticos, aceptarla así y moverse en función de ella, que ya no hay tiempo que perder. Deben intentar organizar su caos. Ponerle sentido al desbarajuste para no mandar por la borda el período final de la era Messi.
Miralem Pjanic es un jugador de corto/mediano plazo, que se espera que impacte de forma inmediata. Bueno, pues a seguir ese camino. Futbolistas probados, con experiencia, que ocupen puestos donde hay carencias, y que permitan que el equipo tenga más profundidad dentro/fuera de la cancha.
Deberían hacer caja con Philippe Coutinho, Ousmane Dembélé, Samuel Umtiti, Ivan Rakitic, e incluso Griezmann (si no se prevé cambio de sistema), y lanzarse por jugadores que conozcan la alta competencia, que tengan alguna relación/afinidad con el estilo culé o el juego de tu máximo referente o que cuenten un historial que permita reducir el margen de error/fracaso.
Si el club ha pasado un ser ‘vale todo’, trae de regreso a Neymar, que se conoce de memoria con tu 10 y que tiene la profundidad/chispa/atrevimiento que suele faltarles. Ve por un Diego Carlos, que ya ha rendido en España. Intentar seducir a un comodín enérgico y asociativo como Bernardo Silva (no sería descabellado si se mantiene el castigo UEFA al City). Y consigue a Lautaro Martínez, quien, aunque sigue siendo joven, tiene paso previo en el balompié europeo, algo de rodaje en Champions y ya ha compartido con tu capitán.
De terror cómo han desperdiciado varios años del mejor fútbol de Lionel Messi. Todavía les quedan algunos. Y, para explotarlos, deben darle un soporte resistente y ofrecerle jugadores de cualidades complementarias. Si van a ser cortoplacista, deben serlo con convencimiento y atendiendo lo evidente. Que entre titubeos y decisiones incongruentes, el activo más valioso de tu historia ya cumplió 33 años de edad.
CONCLUSIÓN
No se puede negar que, a día de hoy, Miralem Pjanic es más futbolista que Arthur Melo. Es cierto, no ha tenido su mejor temporada y viene jugando como mediocentro, pero acumula más años en la élite, es más versátil, ha demostrado capacidad para cumplir varias funciones y tiene mejor lectura de juego. De enchufarse, puede convertirse en una pieza relevante en el FC Barcelona.
El arribo de un mediocampista como Pjanic no es lo que se cuestiona. Lo que se crítica son los tiempos (se hubiera entendido mucho más hace un par de temporadas) y el manejo con Arthur. En un club sano, con rumbo, algo así jamás se hubiera permitido. No hubiesen dejado ir a un talento prometedor, entendiendo que, a pesar de dar un salto competitivo y de tener que adaptarse a un rol distinto, había dejado razones para apoyarlo.
Trataron a Arthur como si hubiera sido un impresentable, como si no se le hubiera visto nada positivo, y no fue así. Pensando en lo contable, lo cortaron. Y, una vez más, con formas repudiables.
Pero, bueno, está hecho. Y Pjanic es el menos culpable del lío.
La directiva del FC Barcelona ha sido incapaz de rodear bien a Messi y, en paralelo, ir preparando la transición para cuando el rosarino no esté. Como parece cantado lo mucho que sufrirán en los primeros años post-Lionel, que se centren en no mandar al carajo las últimas temporadas de la piedra angular más brillante con la que han contado.
De poco sirve reclutar a jugadores como Pjanic y prescindir de Arthur porque no ‘convenció’ si tu siguiente movida es una promesa de la Liga NOS, una joya de selecciones de España con límite de edad o un juvenil del Brasileirao al que no le vas a tener paciencia en esta época.
Deberían ir con firmeza por ‘jugadores hechos’ que aporten cosas que te faltan y no solo coleccionado estampitas que a veces ni utilizan o pegan en sitios que les complican destacar. A confeccionar un equipo pensando más en 3-4 temporadas, no tanto en los próximos 6, 7 y 8 años. Pensar en el corto y mediano plazo, en los últimos años Messi. No pueden permitir que este ciclo irrepetible se cierre en medio de tanto papelón.