La actividad ha sido tanta en los últimos días que esta entrega peligró. El cansancio estaba haciendo de las suyas, pero le ganamos la batalla. Y, tras imponernos, pudimos desarrollar las reflexiones/conclusiones que nos dejaron los partidos de los cuartos de final de la UEFA Champions League 2019/20.
No podíamos no escribir sobre la remontada de alarido del PSG, sobre el histórico triunfo del RB Leipzig, sobre la humillación legendaria que el Bayern Munich le acomodó al FC Barcelona y sobre la inesperada clasificación del Olympique Lyon. Esperamos disfruten de la lectura. Y no olviden compartirnos su retroalimentación.
LAS 15 DE INVICTOS – CUARTOS DE FINAL CHAMPIONS
➤ Los fantasmas del PSG. Después de muchos años siendo incapaces de reaccionar en momentos de máxima tensión, el club de la capital de Francia lo consiguió. Cuando había que empujar y exigir lo que merecían (fueron más que Atalanta durante el trámite), lo hicieron. Por primera vez desde el arribo del jeque, lograron meterse entre los cuatro mejores de la Copa de Europa. El objetivo es levantar la orejena, claro, pero eso jamás iba a pasar si no vivían una noche como la del pasado miércoles. El fútbol lo habían exhibido en ediciones pasadas, faltaba ese extra. La sangre.
➤ Neymar, alegría y osadía. De las mejores actuaciones del brasileño en toda su carrera profesional. Incontenible. En la primera parte se perdió un par de chances increíbles, y ni eso lo detuvo. Cuando lo dejaron correr, nadie pudo con él. Y cuando tocó generar con menos espacios, tuvo la inventiva necesaria para seguir produciendo. Partiendo desde el centro, con toda la libertad que le otorgó Tuchel, hizo lo que quiso. Finalizó el enfrentamiento ante el equipo sensación de Italia con números dignos de videojuego: ganó 24 de 32 duelos, completó 16 regates (empató el récord histórico del certamen), generó 5 ocasiones, le cometieron 9 faltas y estuvo involucrado en las anotaciones de la voltereta. Al Neymar futbolista no se le puede -debe- cuestionar. ¿No te gusta cómo se maneja fuera de las canchas o te molesta que suela caer en exageraciones? Válido. De cualquier manera, no se puede negar lo que es: uno de los mejores futbolistas de la época. Hay quienes lo tildan de poco profesional e indisciplinado. Quizá tienen razón, aunque francamente tenemos nuestras dudas. Que le gusta el carnaval, pasarla a tope con sus amigos y salir de vez en cuando, pues sí. Pero si fuera lo que muchos apuntan, no podría rendir como lo hace. Incluso en los dos cursos pasados con PSG, la rompió toda mientras jugó. Si no pudo estar en Champions fue por lesiones en el quinto metatarsiano, no porque prefirió irse a cotorrear al cumpleaños de su hermana. Va siendo momento de que se valore a NJ10 como su merece. Hay varias ‘leyendas indiscutibles’ que no han tenido ni la consistencia ni la brillantez del canterano de Santos, eh. Lo de este cabrón no es algo de una o dos temporadas, lleva una década, prácticamente desde que arrancó en Santos, rindiendo a un nivel altísimo. Y cuando la pelota quema, él la quiere -y pide- más que cualquier otro. Después de CR7 y Messi, está Neymar. No hay debate.
➤ Cambios ganadores. Kylian Mbappé necesitó 30 minutos para causar estragos por sector izquierdo. Su naturaleza vertical y agresiva le permitió lastimar muchísimo a un Atalanta que, en el tramo final, apostó por defenderse en su campo. Si bien no convirtió, puso una asistencia y le agregó ritmo al juego del París Saint-Germain. Pero ojo, que Donatello no fue el único jugador que vino desde el banquillo para revolucionar el cotejo. Eric Choupo-Moting tuvo el temple necesario para hacer valer cada intervención. Y, bueno, tampoco hay que dejar de mencionar a Leandro Paredes. Es un diez en la base de la jugada. No tiene la recuperación ni el oficio defensivo de otros mediocentros; lo que sí tiene es una calidad bárbara con el balón en los pies. En menos de media hora, completó 22 de 25 pases y generó 3 ocasiones. Tranqui. El nombre del ex Boca no sonó tanto tras la victoria, y debió hacerlo. Sus entregas fueron veneno puro para el rival.
➤ Respect por Atalanta. Leímos a muchos reventando el plan del Atalanta en el complemento. Y es, hasta cierto punto, entendible. La cuestión fue que el físico mermó, Tuchel activó a todos sus recambios ofensivos y se quedaron sin su mejor lanzador de transiciones (El Papu Gómez salió por molestias físicas). Con un PSG tan intenso e insistente, se hizo imposible sostener el ritmo de presión. Y, poco a poco, se fue perdiendo el orden. Además, cuando podían progresar, Luis Muriel y Duván Zapata no estuvieron a la altura. Duván inició bien, pero se fue apagando, y terminó siendo una fuente de pérdidas y malas decisiones (hizo ver bien a Thiago Silva). Y Muriel, el gran recambio en la Serie A, titubeó en los pocos balones que tuvo. Sea como sea, poco que recriminarle a este Atalanta. Que exista cierta decepción es el mayor éxito de Gasperini. Con muchos menos recursos y con un plantel diseñado para apenas luchar por puestos europeos, terminaron en el TOP3 de Italia, fueron la escuadra más goleadora de Italia (cifras que no se veían hace décadas) y finalizaron entre los 8 mejores elencos de la Copa de Europa (siendo su primera participación). Además, al margen del complemento en París, con una propuesta futbolística fascinante. Esa manera de presionar, esa valentía para incorporar a algún central por sorpresa, ese juego por los carriles y esos argumentos asociativos por carriles interiores. El equipo sensación de la campaña. Así de claro.
➤ La pizarra de Julian Nagelsmann. El 4-4-2 compacto de Simeone, en duelos decisivos, es innegociable. El míster de RB Leipzig lo sabía, e ideó un plan para poder romperlo. No estaba Timo Werner, el máximo referente, pero el contexto no le habría resultado tan favorecedor (es un delantero que brilla atacando espacios, no tanto contra equipos que te esperan replegados en un bloque medio/bajo). Sin balón, 4-2-3-1. Cada uno con su referencia. Con balón, el conjunto germano se paró con un 3-3-3-1 (3-1-5-1 por ratos), en el que los carrileros se abrían y los volantes ofensivos que acompañaban a Poulsen interiorizaban. Esto con el objetivo de generar superioridades por dentro, amplitud por fuera y, con tanta movilidad, producir espacios entre líneas. Este planteamiento + la ejecución/dinámica de sus futbolistas fueron la clave del histórico triunfo. Al Atleti les costó muchísimo descifrarlos. Solo João Félix, de hecho, los desafió.
➤ La muralla Upamecano. 90 minutos disputados, ganó 9 de 11 duelos directos, 5 despejes, 3 intercepciones, completó 75 de 82 entregas (91% efectividad), 5 recuperaciones, éxito en 10 de 15 trazos largos, completó 3 de 3 regates y solo cometió 1 falta. Un abuso. Dayot protagonizó uno de esos performances que se quedan grabados en la memoria del aficionado. Descomunal en el 1 vs 1, impidió que el Atleti dañara vía juego directo, fino al anticipar y, por si fuera poco, fue una vía de salida espectacular. Con conducciones o con pases verticales, fue fundamental para que el equipo de Nagelsmann progresara con balón limpio. Julian sabe de las condiciones del que trabaja como líbero cuando atacan, y lo protege. Un 3+2 en salida, lo que le permite ser valiente y arriesgar. No tenemos duda que muchos gigantes preguntarán por sus servicios. Más allá de que en la Bundesliga ha exhibido que debe controlar mejor sus impulsos y salidas, es central con una proyección bestial. Tiene el físico, el juego aéreo y cualidades con balón como para asentarse -tranquilamente- en la élite del fútbol mundial.
➤ La evolución Marcel Sabitzer. De ser un buen extremo, a convertirse en un jugador global. Ya no solo es lo que puede aportar eludiendo rivales o picando al espacio, es un futbolista capaz de organizar ataques, asociarse con inteligencia, manejar tiempos y poner pelotas con sello de gol vía juego interior o externo. Contra Atlético de Madrid, completó un partidazo. Sin balón, volante por derecha. Con balón, se metía para liberarle el carril a Laimer, quien pasaba de mediocentro a carrilero. Y en esa doble función, fue diferenciador. Algunos descuidos para auxiliar a Laimer (por ahí produjeron Lodi y Carrasco) que fue corrigiendo. Luego, puso la asistencia del gol del Olmo y firmó el ‘pase distinto’ (cómo cacheteó la pelota) en la acción de la anotación de Adams. Sabitzer es buenísimo. Lleva años demostrándolo en Alemania y ya lo trasladó en la presente UEFA Champions League.
➤ La decisión del Atlético de Madrid con El Cholismo. El estilo del Cholo fue el que vimos el jueves. Con esa propuesta se asentaron en la élite. No han cambiado antes, no cambiaron contra Liverpool y no iban a cambiar frente al RB Leipzig. El ‘problema’ que, nos parece, tiene el Atleti es definir qué pretenden de cara al futuro. Seguir con Simeone, un DT que garantiza competitividad; o buscar un fútbol más propositivo, pensando en aprovechar los recursos que se generaron durante la era Simeone. Es un riesgo grande y una determinación jodida porque el entrenador argentino fue el los guió hasta acá y porque ya sabes qué con él estarás, ahí, en la lucha. Pero este vínculo no será para siempre. Y al menos nuestra sensación es que su estilo/propuesta topó, que con el fútbol de Diego Pablo no darán ese salto que tanto anhelan. Con los jugadores actuales, Atleti tiene para intentar algo distinto. ¿Atreverse o permanecer con lo que ha funcionado? Nosotros, visto lo visto, nos atreveríamos.
➤ La presión alta y la diferencia física del Bayern Munich. Los bávaros asfixiaron a los culés. Conscientes de la obsesión blaugrana por salir jugando desde atrás, y entendiendo que los de la Ciudad Condal llevan mucho tiempo exhibiendo problemas en esta fase, Hans-Dieter Flick mandó a su equipo a presionar arriba. Bloque alto. Y como hemos dicho hasta al cansancio, la presión alta no consiste en corretear al rival en su campo. Para que sea exitosa necesita orden, una correcta repartición de espacios, intensidad, y un poderío físico extraordinario. Y Bayern lo tuvo todo. Los extremos pendientes de los centrales y tapando líneas de pase con laterales, Müller/Lewandowski repartiéndose a Busquets/Ter Stegen, Davies/Kimmich ubicados en zonas que hacían dudar sobre descargar hacia los costados, Thiago/Goretzka saltando por De Jong/Sergi Roberto y estando pendientes si MATS jugaba largo. Asumieron muchos riesgos (y se notó en los primeros minutos), pero el escenario, por los pocos mecanismos/comportamientos colectivos blaugranas, se prestaban para hacerlo. Fue un placer ver la incansable presión del campeón de Alemania. Se devoraron al Barça.
➤ La defensiva adelantada. Bayern es tan bueno presionando y tiene tantos argumentos atacando que sus fallas en zona baja no los han penalizado gravemente. Eso no quiere decir que no deban poner atención. Si un FC Barcelona mermado, gris y en crisis les generó 5 o 6 ocasiones con esa línea defensiva adelantada, les tocará ser algo más precavidos en lo que viene. Sin renunciar a su esencia, ser algo más equilibrados. Que tengan jugadores para corregir y regresar no debe generar que caigan en excesos de confianza. Contra Bayer Leverkusen y FC Barcelona, no pasó a mayores. Con equipos más concentrados, veloces y contundentes, atención. Lyon, por ejemplo, ya castigó a la defensa adelantada del City. Y PSG o RB Leipzig, con tantos metros por recorrer (sobre todo el cuadro de Tuchel), pueden castigarlos seriamente.
➤ Lo que juega Thomas Müller. Técnicamente, no es impresionante. En en cuanto a fortaleza física tiene fondo y despliegue, no una presencia que imponga. Y está lejísimos de ser un velocista en carrera. No es el mejor en nada, pero es muy bueno -y competitivo- en todo. Su éxito está en cómo genera, interpreta y aprovecha espacios. El más pícaro del salón. Además, tiene un liderazgo y una personalidad que contagia. Los escenarios más imponentes, le encantan. Y el viernes lo reconfirmó. La temporada 2019/20 ha sido el período de resurrección del campeón del mundo. Pasó de ser relegado por Niko Kovac, a convertirse en un sostén en el esquema de Flick. Solo necesitaba confianza para volver al ruedo. Y Hans-Dieter Flick se la devolvió. Ahora mismo, Thomas está en tan buen estado de forma que Joachim Löw debería reconsiderar lo de tenerlo borrarlo de la selección.
➤ El ferrocarril canadiense. La irrupción del curso tiene nombre propio: Alphonso Davies. El mejor lateral izquierdo de la actualidad aterrizó en Alemania jugando como extremo. ¡Qué locura! Defensivamente no es un portento, cierto, pero es que su velocidad y físico le permiten recuperarse cuando se ve superado. Y, bueno, al ataque es bravísimo. Tiene velocidad, regate y mucho, mucho, atrevimiento. Marcó a Nélson Semedo de por vida. Muy entusiasmados con el norteamericano, por lo que es y por lo que puede llegar a ser. “Le traes alegría a mis ojos cuando te veo jugar, niño”, le escribió Marcelo. La leyenda del Real Madrid nos representa.
➤ La máquina bávara. Podríamos dedicarle apartado individual a prácticamente cada jugador del Bayern Munich. Qué picante estuvo Gnabry al presionar y al trazar desmarques. El esfuerzo y la pegada de Ivan Perisic. La exhibición física y claridad de Leon Goretzka (la asistencia a Gnabry ha sido una de las mejores de la temporada). La calidad distributiva y clase de Thiago Alcántara. Los apoyos y el sacrificio de Robert Lewandowski. Los trazos y la llegada de Kimmich. Y el impacto de Philippe Coutinho. Para montar la exhibición que montaron, necesitaban ser un equipo en sintonía. Lo fueron. Y, al serlo, regalaron un partido para la posteridad. El 2-8 no se olvidará nunca.
➤ Vergüenza y humillación culé. El lapso competitivo del FC Barcelona duró 20 minutos. No supieron convertir cuando sí consiguieron entrar al ida/vuelta, y lo pagaron. Después del gol de Perisic, se quedaron sin respuestas serias. Algunas acciones aisladas, pero el daño ya estaba hecho. Era demasiado tarde. Una victoria del Barça era utópica. Para que esto no sucediera, el campeón del Bundesliga tendría que haberse llenado de errores individuales gravísimos y encontrarse con un Messi pletórico que, además, tuviera el apoyo de dos o tres socios en modo contundente. Nada de eso pasó, y les terminó cayendo la goleada más escandalosa en su trayectoria europea. Lo de París, lo de Turín, lo de Roma, lo de Liverpool y, ahora, lo de Lisboa. Juventus, PGS, AS Roma, Liverpool y Bayern Munich. Imposible seguir con la máscara puesta. Imposible maquillar lo evidente. Imposible negar su realidad. De ser el mejor equipo/club de la época, pasaron a convertirse en la burla mundial. Y todo por pretender que no pasaba nada, por resistirse a cambios que estaban cantados y que gritaban por sí solos. Por ignorar los primeros síntomas de la enfermedad, tendrán que intentar remarla en etapa terminal. Las complicaciones debieron haber llegado -y se podían suavizar- cuando Messi no estuviera más, no contando todavía con el mejor de todos. Así de grande ha sido la ineptitud de Bartomeu y su junta directiva. Imperdonable.
➤ Lionel Messi y Marc-André ter Stegen no pudieron más. «Cuando gana el FC Barcelona es por Messi y cuando pierde Messi no tiene la culpa de nada», dicen los detractores del argentino. Esa frase esa una exageración, pero tampoco está tan alejada de la realidad. Desde hace años, el Barça se reduce a la inspiración e impacto de Messi, y a lo que pueda aguantar Marc-André ter Stegen. Ellos dos han sostenido, han permitido que el club ganara un par de Ligas más, que se quedara con algunas Copas del Rey y que alcanzara rondas KO de UEFA Champions League. Por tocar los casos más recientes. En 2019, por Messi, que hizo 2 goles en la ida y puso 3 balones de gol en Anfield, el FCB estuvo a nada de echar al Liverpool, cuando los reds dominaron toda la serie y tuvieron ocasiones para menearlos en ambos juegos. Y en 2020, por Messi y MATS, viajaron Lisboa; si no el papelón hubiera sido quedarse en fase de grupos. Que si uno no grita, que si el otro estuvo terrible ante Bayern. Comentarios válidos, siempre que no lleven el tono de recriminación. Encontramos el desplome de ambos ante Bayern Munich ‘normal’. Imagina cargar con este quilombo durante años, estar esperanzado en que el equipo por fin te acompañará, y verte con un 1-4 irremontable al descanso. El bajón, la frustración y la impotencia, inmovilizan. El sentir que están solos y que, por más que la luchen, no hay respuesta. A Messi se le crítica todo. Cuando no grita y no arenga, no tiene liderazgo. Y cuando le reclama a algún compañero o levanta la voz (no es muy seguido), se le tilda de ‘dictador’. Pretender que sea quien no es no tiene caso. Su liderazgo es con el balón, no de palabras. Y quien crea que el papelón del viernes se hubiese evitado con un par de gritos del rosarino, entiende poco del juego. Por supuesto que tener personalidad y ‘poner huevos’ es importante, pero sin fútbol es inviable competir. Sin argumentos asociativos, no tienes nada que hacer. Lo que ocurrió ante Bayern Munich no fue más que la exposición cruda de todos los males del Barça. Messi y Ter Stegen claudicaron después de años poniendo el pecho por un club que simplemente no les ha brindado soporte, que se puso a coleccionar cromos y los dejó a la deriva. En una noche donde nadie estuvo a la altura (ellos incluidos), cargar contra los únicos que sí lo han estado en este período tan oscuro (2017-2020) carece de sentido.
➤ La revolución culé. Nomina altísima y plantilla completamente descompensada. En estos momentos, Barça no tiene plantel para controlar, porque Busquets va en decadencia, el interior esperanzador (Frenkie) va adaptándose y no cuentan con un mediocampista organizador a la altura. No tiene plantel para presionar alto, porque Messi debe dosificar en su intento por cumplir tres funciones: ordenar ataques, asistir y finalizar, y porque a Luis Suárez ya no le da el físico. No tiene plantel para replegar, porque sin balón son inconsistentes, caóticos y fáciles de superar en el mano a mano. Y tampoco tienen elementos para jugar directo, porque no cuentan con futbolistas que sean capaces de descolgar balones aéreos y, a partir de ahí, generar ventajas. ¿Su plan? Lo que se le ocurra a Messi. Y con uno solo, por más que sea el mejor, no te alcanza. Necesitan sacudirlo todo. Directiva y plantel. Y lo preocupante es que, por no hacerlo desde Roma, cuentan con poco tiempo/dinero. A vender para hacer caja. A terminar con ciclos de jugadores que ya representan el rostro de la derrota en el interior del club, como Jordi Alba, Ivan Rakitic, Samu Umtiti o el propio Piqué (no lo vemos con la energía y el ánimo para levantar esto). A buscar intercambios/trueques. A confiar en el talento de casa. Y a mantener a los pilares sobre los que se tiene que parar esta reestructuración: Marc-André ter Stegen, Clément Lenglet, Frenkie de Jong y Lionel Messi.
➤ La postura de Pep Guardiola. Para nada esperábamos que el entrenador catalán ‘espejeara’ el sistema del Olympique Lyon. Explicó que buscó jugar con tres centrales para no estar mano a mano con sus atacantes y para reducir las proyecciones de sus carrileros. El plan no es ningún disparate. La cosa es que era más sensato mantener el 4-2-3-1 y ser mucho más punzante en la primera mitad. Estuvieron lentos en ataque y, pese a su flamante 3-4-1, no se defendieron nada bien. En el complemento, ya obligados a arriesgar, mejoraron con el ingreso de Mahrez y el retorno del 4-2-3-1. Igual nos resultó increíble que se guardara a Phil Foden y Bernardo Silva. Al menos uno de ellos debió ingresar. Extraño lo de Pep, la verdad.
➤ Los errores individuales condenaron. A pesar de que ni Pep ni su equipo estuvieron bien, contaron con ocasiones para dejar fuera al Lyon. El asunto fue que todo lo que les pudo salir mal, les salió mal. ¿Falla de Gabriel Jesus? Segundos después marcó Moussa Dembélé. ¿Falla histórica de Raheem Sterling? Segundos después marcó Moussa Dembélé tras un grosero error de Ederson. La contundencia del Lyon, los ridículos del Manchester City. Ederson, Gabriel y Sterling, que venían siendo importantes, condenaron. Fallando como fallaron, como bien dijo Kevin De Bruyne, es quimérico trascender en la competición en la que el margen de error es mínimo.
➤ Lyon, el caballo negro. Etiqueta de víctima por la ruta que les tocó el sorteo, séptimos de su Liga, no pudieron tener actividad regular post-parón porque no se reanudó la Ligue 1 y llegaron con 1 solo partido oficial en 5 meses. Con todo en contra, se cargaron al campeón de Italia y al subcampeón de Inglaterra. A partir del orden sin balón y la contundencia en ambas áreas, pudieron hacer lo que ni el hincha más optimista del Lyon se esperaba. Pase lo que pase en semifinales, los de Rudi García han hecho historia.
➤ Vístete, Aouar. Despliegue y sacrificio al servicio del equipo. Girar, regatear y conducir para sortear presión, oxigenar y progresar (ganó faltas así). Decidir con criterio. Olfato táctico y concentración para no quedar mal ubicado. Y tener la visión y precisión para comandar transiciones/contraataques. Le dieron el MVP a Moussa Dembélé porque su doblete fue decisivo; sin embargo, el jugador del partido fue Houssem. Masterclass del interior francés.
➤ La defensiva del Lyon. Imposible dejar de destacar a los soldados defensivos del Olympique Lyon. Anthony Lopes, Maxwel Cornet (reconvertido a carrilero), Fernando Marçal, Jason Denayer y Léo Dubois. En realidad todo el equipo, en fase sin balón, merece reconocimiento. Cuánto compromiso, entrega y organización. No se guardan nada, están atentísimos ante la posibilidad de anticipar, van a tope a cada duelo y qué bien se están escalonando. La sinergía que logró Rudi García en tan poco tiempo da para una ovación de pie.
➤ El futuro del Lyon. De sus dos partidos en UEFA Champions League (sí, son sus primeros juegos en la Copa de Europa), entrando al terreno de la máxima exigencia, el único asterisco que le ponemos a Maxence Caqueret es haber descuidado tanto a De Bruyne en la jugada del gol del City. Se desenchufó, no completó el recorrido y el belga definió con toda la comodidad del mundo. Igual, con todo y esa desatención, qué prospecto tiene Francia. No lo teníamos muy visto, y qué importante ha sido en este tramo decisivo de la UCL. Se ha colocado como un gran complemento de Bruno Guimarães y Houssem Aouar porque, además de saber con el balón, recorre mucho campo y compite con una convicción bárbara. Otro juvenil perteneciente a la clase 2000 que nos tiene deslumbrados.
Gracias por llegar hasta acá.
Se fue una semana espectacular, y viene una que promete todavía más.
Esperamos seguir contando con su respaldo.
Los queremos con la vida.
INVICTOS.