En la previa del partido entre Olympique Marsella y Rennes, algunos ultras del Olympique Marsella se reunieron con pancartas para manifestar su molestia por la situación actual del club que dicen apoyar. En principio se pensó que solo serían reclamos gráficos y verbales, pero transformaron todo en un acto violento.
Entre 350-400 aficionados radicales invadieron el centro de entrenamiento Robert-Louis Dreyfus. Fue un caos. Varios entraron a la fuerza. Pese a la intervención de la policía, hicieron un disturbio bárbaro. Quemaron árboles, dañaron vehículos, se registraron robos y, además, pusieron en riesgo la vida de las personas que se encontraban dentro del recinto deportivo, jugadores incluidos.
Marsella ya anunció que tiene pruebas grabadas para compartirlas con los investigadores, pensando en que se castigue a los que estuvieron involucrados en este penoso episodio. La Ligue 1, por su parte, decidió suspender el duelo de OM que se tenía programado para el día de hoy.
«A la vista de los incidentes ocurridos esta tarde en el centro de entrenamiento del Olympique de Marseille, el encuentro Olympique de Marseille vs Stade Rennais FC (jornada 22 de la Ligue 1 Uber Eats) se ha pospuesto para una fecha posterior», se lee en una nota de prensa del campeonato galo.
Jacques-Henri Eyraud, presidente al que este grupo de ‘hinchas’ quiere fuera, ya se manifestó: «Trescientos empleados se encuentran esta noche en estado de shock por haber vivido o haber descubierto las imágenes de un atentado atroz contra la institución OM. Lo ocurrido esta tarde exige la mayor severidad para estos alborotadores que dicen ser simpatizantes, pero destruyen instalaciones y amenazan empleados y jugadores».
Producto de todo el lío montado, Álvaro González, defensor del elenco absoluto, fue increpado/agredido. El español, que al parecer recibió el impacto de un proyectil (RMC Sport), ya compartió que se encuentra en buen estado: «Gracias a todos por vuestros mensajes. Quiero transmitir que me encuentro bien (…) Vine al Olympique de Marseille por su historia y la pasión que la rodea. Esta ciudad es maravillosa, todos amamos a este club, pero lo que hemos vivido hoy no debe volver a suceder».
Bengalas, árboles incendiados, coches maltratados (incluido el autobús del equipo), lanzamiento de proyectiles, daño de instalaciones, robos y personas en riesgo. Está bien expresar inconformidad, pero no de esta salvaje manera. Esto no se puede ignorar bajo ninguna circunstancia. Reunirse en época de pandemia ya es reprobable. Y hacerlo para protagonizar acciones delictivos es todavía más lamentable. Disfrazarse de hincha para comportarse así no se debe tolerar.
Por cierto, ¿qué reclaman -de forma completamente incorrecta- estos personajes? Sostienen que con Jacques-Henri Eyraud, que es presidente desde 2016, no hay ningún proyecto. Que van sin rumbo, que son un cuadro sin identidad. Los fracasos de años pasados se sumaron a dolorosos descalabros recientes. Llevan 5 partidos seguidos sin ganar, salieron de zona de puestos europeos en Ligue 1, perdieron la Supercopa de Francia ante PSG (acérrimo rival) y, sumado a eso, vienen de firmar un papelón en la UEFA Champions League (5 derrotas en 6 partidos y solo 2 goles anotados).
NO MÁS VIOLENCIA.