Hijo de la leyenda estadounidense Claudio Reyna. Creció admirando a Lionel Messi y Cristiano Ronaldo. Luego se hizo un gran fan del fútbol de Neymar Júnior, Kevin De Bruyne y Raheem Sterling. Y posteriormente, ya cuando estaba acercándose al fútbol de Primera División, comenzó a seguir de cerca a Kylian Mbappé.
Sus referentes, sus ídolos, son ellos. Pero hay un jugador TOP al que quiere encontrarse más que a nadie: Sergio Agüero. No por el deseo de vencer a uno de los futbolistas favoritos de su familia (son de origen argentino), sino para contarle una historia que lo acompañará por siempre. Y es que El Kun, con su inolvidable gol ante QPR en 2012, le regaló uno de los mejores momentos de su vida.
El máximo goleador del Manchester City permitió que Gio pudiera ver a su hermano mayor Jack reírse y emocionarse una última vez. Cuando su héroe se despedía de este mundo a causa de un cáncer cerebral, vino ese episodio mágico en la Premier League. La locura se desató en la casa Reyna (todos aficionados de los sky blues porque su papá jugó ahí). Y aunque su hermano ya casi no tenía energía para moverse, se sumó al festejo (fútbol, no lo entenderías).
Por ese motivo, Gio, actual integrante del Borussia Dortmund, estará eternamente agradecido con el canterano de Independiente. Su relato en la carta que escribió en The Players Tribune (diciembre de 2020) es brutalmente conmovedor.
GIO REYNA, SU HERMANO JACK Y EL KUN
Uno de estos días realmente necesito agradecerle a Sergio Agüero. Por mucho tiempo he estado como ‘necesito jugar contra este chico, solo para poder hablar con él’. No porque mi abuelo es argentino, o solo porque Sergio es uno de los futbolistas favoritos de mi familia, o porque en el Mundial de hace dos años todos nosotros nos sentamos frente a la TV apoyando a Argentina. No. Tengo una historia que contarle. Muchos años atrás, Sergio marcó un gol que me regaló uno de los momentos más felices de mi vida.
Para entender por qué, necesitan saber sobre mi hermano mayor, Jack. Jack era mi héroe cuando era niño. Muchas personas piensan que mi papá, Claudio, me hizo un gran jugador, porque él fue profesional. Sí, me dio buenos consejos y buenos genes. Pero cuando crecía en la ciudad de Manchester, mientras mi papá estaba jugando para el Manchester City, el que siempre jugaba conmigo en el patio era Jack.
Teníamos las viejas porterías Samba. El 1 vs 1, ningún lugar para esconderse. Tenía 4 años y Jack era 3 años mayor que yo, así que a veces me dejaba ganar dejando pasar balones por debajo de su pie. La mayoría de las veces, Jack se aseguraba de que yo perdiera. Y yo me enojaba. Lo pateaba, lo mordía, peleaba con él. Luego lloraba y corría con mi mamá, Danielle. Esos juegos me hicieron crecer mucho, y mi papá te dirá lo mismo. Mi competitividad, mi lucha, todo eso vino de intentar vencer a Jack.
Él era el hermano perfecto. Siempre fui un niño tímido, así que él me incluía en cualquier cosa que estuviera haciendo con sus amigos, lo que significaba que solía jugar contra niños que eran mayores que yo. Eso me dio confianza. Cuando yo no estaba alrededor, él decía cosas buenas sobre mí. Cuando se dio cuenta que yo iba a ser mejor que él, me empujaba para ser lo mejor que pudiera. Y si jugaba un buen partido, él sería la primera persona en llamarme y decirme lo bien que jugué.
En 2007, nuestra familia se mudó a Nueva York, donde papá jugó para NY Red Bulls. En el verano e 2010, Jack fue diagnosticado con cáncer cerebral. Tenía 11 años. En algún punto parecía que iba a superarlo, pero en diciembre de 2011, los médicos descubrieron que el tumor había regresado (…) En los siguientes meses, hice todo para ayudarlo. Tuve que crecer rápido. Él no podía levantarse. Hubo un punto en el que tuvo que usar pañales. Aprendí a meter comida al microondas, lavaba los platos, cosas como esas. También pasaba mucho tiempo con mi hermano menor, Joah-Mikel, y mi hermana menor, Carolina, quienes también estaban teniendo un momento complicado. Solo quería que hacer feliz a mi familia, y hacer feliz a Jack, por supuesto. Todos nosotros queríamos hacerlo, especialmente cuando supimos que solo le quedaban unos meses de vida.
Un día en mayo de 2012, cuando Jack tenía 13 años, nos reunimos en la sala para ver el día final de la Premier League. Creo que hasta mis abuelos estuvieron allí. Todos somos grandes aficionados del City, porque papá jugó ahí, y ese día en particular el City podía ganar su primera Liga en 44 años si vencía al QPR en casa. Si el City no ganaba, teníamos que esperar que el Manchester United, que estaba detrás del City por diferencia de goles, no ganara.
Estábamos muy positivos pensando que el City iba a vencer al QPR, uno de los equipos más modestos de la Liga de Inglaterra. Cuando el City convirtió en la primera mitad, el triunfo, y el título, parecían una formalidad. Pero QPR le dio al vuelta al marcador en el segundo tiempo. Como el United estaba ganando, el City necesitaba dos goles. En nuestra sala nadie estaba sonriendo más. Me sentí mal por Jack. En ese tiempo estaba tan enfermo que no podía caminar o hablar. Y ahora tampoco iba a ver al City ganar la Liga.
A los dos minutos del tiempo de descuento, Edin Dzeko empató. Eso nos dio algo de esperanza, aunque el partido estaba casi finalizado. Dos minutos después, Agüero marcó el gol del triunfo. Ustedes han visto el gol. Han escuchado la narración: “¡¡AGÜEROOOOOOO!!”.
Nos volvimos locos en la sala. Estábamos saltando, gritando, celebrando y abrazándonos. ¡El primer título de Liga en 44 años! Ganando de la manera más increíble. Nos veíamos uno al otro con incredulidad.
De repente, escuchamos a alguien jadeando. Era Jack. Estaba rodando por el suelo, algo que pasó de la nada porque apenas le quedaba energía en el cuerpo. Nos preocupamos mucho. Durante 20 segundos pareció que no podía respirar. Lentamente, Jack sonrió y comenzó a reír. Nos dimos cuenta que estaba celebrando el gol. Estaba tan feliz como nosotros.
Nunca olvidaré ese momento. Fue tan asombroso, tan divertido, tan loco.
Un poco más de nueve semanas después, el 19 de julio de 2012, Jack falleció.
En los años posteriores a la muerte de su hermano, Gio se sintió perdido. Los deportes fueron su escape. Práctico varios antes de centrarse de lleno en el fútbol. Nunca se obsesionó ni sintió presión por el legado de su padre; sin embargo, sí se dio cuenta que tenia condiciones para destacar. Y, a partir de entonces, ha ido progresando. Hoy ya es un jugador habitual en el equipo estelar del Borussia Dortmund y ya debutó con la Selección absoluta de Estados Unidos. Y seguirá luchando. Por él. Por su familia. Por Jack.
Su primera asistencia en la UEFA Champions League (contra el PSG de Neymar y Mbappé), como toda su carrera, fue para Jack: “Creo que era las 4 AM cuando volví a mi cuarto. Revisé mi teléfono, que estaba bombardeado de mensajes. Luego, antes de irme a dormir, me tomé un momento para reflexionar. Y tuve este pensamiento sobre lo especial que habría sido compartir esta noche con Jack. Él definitivamente habría estado ahí, en el estadio, incluso si estuviera viviendo del otro lado del mundo. Durante el partido me habría alentado como uno de los aficionados más locos de la Muralla Amarilla. En el vestuario habría estado cantando, gritando y abrazando a todos. Y después hubiera puesto su brazo alrededor mío y me hubiera dicho lo bien que había jugado. De todos los que celebraron esa noche en Dortmund, él habría sido el más feliz”.
Dato Invicto. Gio Reyna es el futbolista estadounidense más joven en debutar en la Bundesliga, en marcar en la DFB Pokal y en presentarse en al UEFA Champions League. Todo con 17 años.
¿Sabías que…? Gio Reyna suma 4 goles y 5 asistencias en 1806 minutos disputados en la presente temporada con el Borussia Dortmund. Diamante en bruto.