Año diferente, año especial. Lo arrancamos viajando. Por puro placer. Recibimos el 2024 en la playa. Una experiencia espectacular, familiar. Si bien pasar por aeropuertos en época de fiestas es una actividad que no vamos a volver a repetir, el viaje fue un éxito rotundo. No fueron días de excesos, sino de descanso. Y nos cayeron de maravilla.
Volvimos recargados, positivos, con la energía de un canterano recién debutado que se quiere comer el mundo. Las buenas noticias comenzaron a llegar. Firmamos renovaciones con socios comerciales, llegaron un par de campañas que no teníamos en el radar y los números se dispararon en nuestras plataformas, especialmente en Instagram (donde siempre nos había costado un poco más crecer). En febrero, superamos el millón por allá. Qué locura.
EL INICIO DE UN VIAJE ÉPICO
Llevábamos tiempo deseando volver a Europa. Antes de irnos a Qatar, estuvimos un par de días en Madrid. Nos prometimos regresar. El plan era organizarlo de forma detallada para sacarle el mayor provecho posible. No funcionó, nos desesperamos. Después de postergarlo durante meses porque queríamos «encontrar el momento perfecto», una madrugada compramos los boletos de avión. La idea cambió. Optamos por el viejo y muy mexicano camino de «allá vemos qué se arma». El arte de la improvisación.
LA MAGIA DEL SANTIAGO BERNABÉU
Sabíamos que estaríamos en el viejo continente rumbo al cierre de temporada europea, en plena época de semifinales de Champions League. Pero desconocíamos qué equipos avanzarían y, por ende, dónde serían los partidos. El destino nos sonrió. El Real Madrid avanzó de forma dramática contra el City. Y sí, nos tocaría estar en la capital de España durante el encuentro de vuelta contra el Bayern Munich.
La verdad, emprendimos la aventura sin tener entradas aseguradas. Pero éramos optimistas. No sabíamos cómo, pero bajo ninguna circunstancia nos íbamos a perder ese Real Madrid vs Bayern Munich.
Durante el vuelo, y en cuanto aterrizamos, comenzamos a hacer gestiones para resolver el tema de las entradas. Y mientras íbamos saliendo de una estación RENFE, recibimos un mensaje que nos invitó a pensar que estábamos iniciando un viaje hermoso. Una marca con la que trabajamos hace años se enteró que andábamos por allá y se encargó de meternos al Santiago Bernabéu en uno de los juegos más cotizados del año.
Vimos la clasificación del Borussia Dortmund desde el hotel y, al día siguiente, tomamos el metro rumbo al Santiago Bernabéu. Una previa inolvidable. Esa salida de la estación del metro, entre camisetas de jugadores actuales y leyendas del Real Madrid, es de las cosas que todo futbolero tiene que vivir al menos una vez en la vida.
Habíamos pasado por el Santiago Bernabéu antes del Mundial. Nos tocó contemplarlo por dentro, muy de cerca, pero en plena etapa de remodelación. Verlo terminado, con su nueva estructura, con su imponente videomarcador 360º, y en una noche decisiva de Champions League, fue un espectáculo. Estábamos emocionados antes del silbatazo inicial, así que imagínense cómo terminamos tras lo acontecido en el encuentro. Los goles, la remontada, el himno, los festejos, la euforia madridista. Sin lugar a dudas, una de nuestras mejores experiencias en un estadio de fútbol. Gracias, Joselu.
Salimos de La Casa Blanca emocionados y queriendo más fútbol. Teníamos un par de opciones en la mesa: quedarnos en Madrid para ver al equipo de Carlo Ancelotti levantar la Liga de España en Cibeles, o movernos hacia Inglaterra para presenciar en directo la definición de la Premier League.
LA DEFINICIÓN DE LA PREMIER LEAGUE
Lo del Real Madrid era muy tentador, pero la Liga ya estaba resuelta. Nos decantamos por la travesía en Inglaterra, donde todo se definiría en la última jornada. Primero, Londres. Teníamos ganas de conocer la ciudad y, por supuesto, ver a Edson Álvarez, el capitán de nuestra selección nacional. Pero David Moyes tuvo otros planes. Lo puso prácticamente toda la temporada como titular y, justo cuando fuimos a verlo, no le dio ni un minuto de juego, JAJA. Valiendo madre.
Pero, bueno, el día en general fue TOP. La caminata hacia London Stadium es fascinante, el estadio está impresionante, tuvimos el privilegio de ver otra remontada (nuestra primera tarde en Premier League) y pudimos escuchar el mítico cántico I’m Forever Blowing Bubbles. No podemos entrar en detalles, pero la cena después del partido es otra de las cosas que atesoraremos por siempre.
Los siguientes días activamos el modo turista. Big Ben, London Eye, El Palacio de Buckingham, un paseo general por la ciudad. Y sí, aunque todas esas atracciones turísticas son buenas, el fútbol siempre termina llamado. Con o sin partidos programados, era una obligación visitar estadios. Nos pasamos por Stamford Bridge, Emirates y Wembley. Conocer estadios con partidos es lo ideal, pero los tours, donde te dejan meterte hasta los vestidores y caminar por todo el inmueble, son buenísimos. Los recomendamos ampliamente.
¿La siguiente decisión? Ir a ver un Tottenham vs Manchester City o visitar los estudios de Harry Potter. Cuando nos acordamos, ya estábamos en la estación London Euston trepados en el tren hacia Watford. Y no los vamos a engañar diciéndoles que nos arrepentimos. No. Ese día fue uno de los mejores momentos de nuestro viaje. Si creciste viendo la saga de Harry Potter y tienes la oportunidad de ir, no la desaproveches. Vale completamente la pena. Cuando te estés tomando tu cerveza de mantequilla a mitad del recorrido, te vas a acordar de nosotros.
Una vez visitados el Gran Comedor, Gringotts, El Bosque Prohibido y El Callejón Diagon, el siguiente paso era descifrar lo más conveniente entre quedarnos en Londres para ver al Arsenal o trasladarnos a Manchester para ver al City. El campeón estaba ahí, teníamos que elegir con sabiduría. Y eso hicimos. Con apoyo de un nuevo aliado (especialistas en experiencias deportivas), encontramos boletos en una zona privilegiada y liquidamos el dilema. A Manchester.
Aunque nos llegó a pasar por la mente que podíamos ser la mufa del City y que habíamos cometido un error gigantesco dejando Londres, el domingo decisivo nos despertamos temprano y nos fuimos en tren hacia la ciudad de Manchester. Camino insufrible. Como casi no dormimos la noche anterior (resolviendo el tema de las entradas), queríamos aprovechar el trayecto para descansar un rato. Con la gente que nos tocó cerca, que no se calló ni un solo segundo desde que se movió el tren, fue imposible.
Madreados por no dormir, pero con la ilusión de saber que estábamos por cumplir un sueño de la infancia, pasamos las horas previas al partido entre la tienda Clasic Football Shirts y un KFC (ya saben, algo rápido para comer). La elección de la comida nos jugó en contra y tuvimos que hacer paradas de emergencia para sortear las turbulencias.
No se disfrutó la previa, esa es la realidad. Pero el ánimo cambió cuando llegamos al Etihad Stadium. Nos pasamos por la tienda oficial del club y, ahí, compramos algunos jerseys retro para ponernos en ambiente. Una vez dentro, el cansancio y los malestares quedaron en el olvido.
Cantamos Blue Moon con la afición del City, vimos a Foden marcar un doblete tremendo, disfrutamos un golazo antológico de Kudus, Rodri volvió a aparecer en un momento clutch y gozamos, en vivo y en directo, la celebración de un título de la Premier League. La invasión, los festejos, el momento en el que Kyle Walker levantó el trofeo. Sí, nosotros, estuvimos ahí. Los niños que ponían el despertador para prender la TV y ver en acción Thierry Henry, Didier Drogba, Ruud van Nistelrooy, Cristiano Ronaldo, Steven Gerrard, Frank Lampard y otros grandes del fútbol inglés vivieron el día final de una Premier League. Wow.
RECHAZAR UNA FINAL DE CHAMPIONS LEAGUE EN WEMBLEY
Estábamos en Inglaterra. La final de la Champions League sería ahí, en Wembley. Surgió la posibilidad de hacer una colaboración para entrar a la final. Pero faltaban un par de semanas para el partido y solo había dos boletos disponibles. Analizamos la situación. Decidimos volver. Entre los tiempos, los gastos y el hecho de que no entraríamos el tridente completo, consideramos que lo mejor era regresar a casa. Ya nos habíamos divertido, ya habíamos cumplido sueños y ya habíamos vivido experiencias que superaron cualquiera de nuestras expectativas. Además, entrando al terreno de la sinceridad, las coberturas se complican mucho más desde los estadios (cuando estamos dentro, no publicamos, ni remotamente cerca, lo que podemos postear desde la oficina).
Declinamos la propuesta. Siempre que pasa esto, sintonizas el partido en cuestión con la sensación de que pudiste y debiste estar ahí. La dosis de arrepentimiento existe, claro, pero todo se compensa cuando vemos y leemos sus reacciones. Los números en nuestras plataformas fueron una salvajada. Y ese día, por si fuera poco, ídolos madridistas como Toni Kroos (sí, el día que retiró del fútbol de clubes), Fede Valverde y Marcelo Vieira interactuaron -varias veces- con nuestras publicaciones. Entonces, la apuesta no resultó nada mal.
VIMOS A LIONEL MESSI SER BICAMPEÓN DE AMÉRICA
En julio, a unos días de nuestro decimosegundo aniversario, recibimos un mensaje: «¿Pueden viajar a Miami para la final de la Copa América?». No titubeamos. Podemos, queremos y estaremos. A diferencia de lo que pasó en la Champions, estábamos en la base y, ahora sí, pudimos hacer una planeación que nos permitiera disfrutar del partido sin descuidar la cobertura para todos ustedes.
Cuando aceptamos la colaboración, no sabíamos qué selecciones serían las finalistas. Pasaron los días y la final se confirmó: la Colombia de James Rodríguez contra la Argentina de Lionel Messi. Soñado. Bueno, el sueño habría sido ver a México en una final continental, pero como eso ya no era posible, y tomando en cuenta cómo se fue dando el torneo, nos tocó el mejor partido posible. Los campeones de todo contra la selección con mejor racha invicta en el mundo. Nada podía salir mal. Eso pensamos hasta que llegamos al Hard Rock Stadium de Miami.
Nunca la habíamos pasado tan mal en un evento masivo. Y no estamos exagerando. Por aficionados que quisieron entrar sin boletos, y por el mal manejo de los elementos de seguridad, el caos fue total. Empujones, golpes, gritos, calor, insultos, agresiones físicas. Todo lo que podía salir mal, salió peor. Si resistimos a un escenario tan hostil y terrorífico fue por el sentido de responsabilidad que teníamos con la colaboración. De no haber sido por eso, nos habríamos ido sin entrar el partido (y es que nos gusta mucho el fútbol, pero nos gusta más vivir).
Afortunadamente, la tortura terminó. Pudimos entrar y, como el inicio de la final se retrasó, no nos perdimos ni un instante del juego. No fue la final más memorable en términos de espectáculo, pero fuimos testigos de un momento histórico: el espectáculo de medio tiempo de Shaki…. no, no se crean. Nos gustó el show de la leyenda colombiana y las mil veces que el sonido del estadio repitió la canción de «mami, prenda la radio y encienda la tele…», pero el episodio para los libros fue ver a Lionel Messi levantando la Copa América junto a Ángel Di María y Nico Otamendi. Sí, en este bendito 2024, vimos al mejor jugador de todos los tiempos siendo campeón -una vez más- con su selección nacional. Qué privilegio.
LOS 12 AÑOS DE INVICTOS
El 18 de julio, volviendo de Miami, cumplimos 12 años desde que arrancamos con el proyecto Invictos. Recibimos ese aniversario después de todo lo que les acabamos de contar. Después de vivir en primera persona una noche mágica de Champions League, una definición de título Premier League y una final continental. Con socios comerciales firmes. Con un crecimiento sostenido y significativo en todas nuestras plataformas. Y teniendo la oportunidad de intercambiar mensajes con monstruos del deporte que tanto amamos.
No todo es fácil, claro. Este año, por ejemplo, hubo cambios en los algoritmos que impactaron a muchas páginas web. Invictos, entre ellas. Uno de los principales motores del proyecto se vio afectado y nos obligó a replantearnos las cosas (por eso es que no hemos hecho tantas notas como antes). Fueron meses complicados, pero hemos estado probando nuevas fórmulas y haciendo maniobras para que, pese a este duro sobresalto, Invictos se encuentre más firme que nunca.
Nos cambiaron la cancha, pero los jugadores seguimos siendo los mismos. Y con su apoyo, confianza y preferencia, ya vamos ganando por goleada. Las formas de presentar los contenidos seguramente seguirán cambiando (normal en un mundo que se mueve tan rápido), pero jamás perderemos nuestro estilo, nuestra pasión y nuestra esencia. No somos un sitio más de noticias deportivas. No somos una multiplataforma que solo te comparte el resultado de los partidos. Realmente nos apasiona lo que hacemos. Y, durante más de una década, hemos tratado de transmitirlo en cada publicación.
GRACIAS POR UN AÑO MÁS JUNTOS
Estuvimos en la visita del Inter Miami en El Gigante de Acero (Rayados montó uno de los mejores ambientes que hemos presenciado en una cancha de fútbol), disfrutamos de la Liga MX en varios estadios y también vimos al primer tricampeón mexicano en la historia de los torneos cortos. Podríamos seguir compartiéndoles momentos de este imborrable año, pero la carta ya se hizo muy larga (mucho texto) y tenemos que frenarlo para ir a disfrutar con la familia.
Recibimos el 2025 con un AGRADECIMIENTO ETERNO. Gracias por tanto, en serio. Sin ustedes, nada, absolutamente nada de lo que vivimos en el 2024 (y en años pasados), habría sucedido. Cuando arrancamos con Invictos, jamás nos imaginamos que despediríamos cada año con la sensación de que lo mejor todavía está por venir. Y eso solo tiene una explicación: ustedes.
¿Podcast? ¿Entrevistas? ¿Mesa de debate? ¿Presencia en otras redes sociales? ¿Nuevos formatos para las piezas de contenido? El tiempo responderá. Lo único que sabemos es que, gracias a ustedes, HAY INVICTOS PARA RATO.
Por un 2025 lleno de salud, amor y fútbol (en ese orden).
Les deseamos lo mejor. No solo en época de fiestas. Siempre.
Los queremos con la vida.
Y queda prohibido bajarse del barco, eh.
TODOS SOMOS INVICTOS.