Arjen Robben fue fichado por el Bayern Múnich en la temporada 2009/2010 tras dos años en el Real Madrid. En España, no logró brillar como se esperaba y se marchó a tierras alemanas tras registrar 13 goles y 13 asistencias en 63 partidos disputados.
En el club bávaro, el internacional holandés desplegó su mejor fútbol y adquirió la confianza que necesitaba. Se convirtió en líder y referente del equipo, pero encadenó una racha de derrotas en finales que terminó por transformarlo en objetivo de burlas y críticas durísimas.
Su ‘maldición’ en las finales inició el mismo año en que fichó por el Bayern Múnich. Los bávaros alcanzaron la final de la UEFA Champions League 2009/2010, pero se encontraron con el Internazionale de José Mourinho, cayendo por dos goles a cero. Arjen Robben vio cómo se esfumaba su sueño de ser campeón en la competencia más importante del mundo a nivel de clubes.
El letargo del holandés se extendió hasta dos meses después, cuando guió, junto a Wesley Sneijder, a su selección a la final contra España en la Copa del Mundo Sudáfrica 2010. De aquel partido es imposible olvidar el momento en que Robben recibe un balón solo contra Iker Casillas y su disparo terminó desviado en el guardameta español.
Esa noche en Johannesburgo, el holandés pudo cambiar la historia, pero terminó contemplando como le arrebataron el sueño de ser campeón del mundo:
Siguió intentándolo. Se recompuso de estas derrotas y, en la temporada 2011/2012, alcanzó nuevamente la final de la UEFA Champions League. ¿Su rival? El Chelsea de Roberto Di Matteo, equipo que había eliminado al FC Barcelona en la semifinal.
Tristemente, tampoco hubo revancha para el holandés. Bayern Múnich abrió el marcador al 82’ y se lo empataron al 88’. En el tiempo extra, Robben tuvo en sus pies la oportunidad de cambiar la historia: penal pitado para los bávaros en el minuto 95’ y lo falló. El partido se definió en tanda de penales y Drogba orquestó la victoria del Chelsea.
Contra todas las críticas y burlas que lo rodeaban, el seleccionado holandés siguió luchando por su objetivo. En la siguiente edición de la UEFA Champions League tuvo la oportunidad de reivindicarse y, esta vez, el fútbol le tenía preparada su revancha…
El partido se disputó el 25 de mayo de 2013 en el mítico estadio de Wembley. La final fue pareja y dinámica, pero el fútbol, por primera vez en mucho tiempo, le sonrió a Arjen. En el 60’, una buena combinación entre Ribéry y Robben concluyó en una asistencia del holandés para Mandžukić, quien abrió el marcador. Seis minutos más tarde, İlkay Gündoğan igualaría las acciones por la vía penal.
Cuando se volvía a pensar en la maldición, Arjen Robben aprovechó un balón en el área y definió con calidad ante Roman Weidenfeller. El fútbol le dio su revancha y la gloria le correspondía por derecho…
Para llegar este mágico momento, Arjen Robben cayó en una final de Supercopa de Holanda con el PSV, perdió una Community Shield y una DFB Pokal, lloró de tristeza en dos finales de la UEFA Champions League y lamentó muchísimo la derrota en la final de la Copa del Mundo.
Luchó, fracasó y se levantó. Luchó, fracasó, fue criticado y se levantó. Luchó, fracasó, fue criticado, se burlaron de él y se levantó. Luchó, insistió y lo logró. Arjen Robben nunca dejó de perseverar y se esforzó por conquistar un sueño que parecía inalcanzable. Una prueba más de que el fútbol es justo cuando se trabaja…